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spanish.china.org.cn | 08. 07. 2020 | Editor:Elena Yang Texto

Difamaciones no conseguirán negar avances concretos en derechos humanos de China

Palabras clave: China, DD.HH.

 

En la 44ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Estados Unidos y otros países occidentales volvieron a atacar a China por lo que denominaron abusos de los derechos humanos, algo que fue rechazado de forma categórica por otras decenas de naciones.

El cliché de los derechos humanos utilizado en esta ocasión por esos países occidentales es de nuevo infundado, si no lo es más esta vez, y vuelve a desvelar su egotismo y prejuicios en lo que respecta a China.

Sin embargo, el avance de China en el tema de los derechos humanos en las últimas décadas es tan sustancial que no se puede negar ni tergiversar.

Quienes tienen una mirada lúcida, no obviarán los esfuerzos a todos los niveles de China en reducción de la pobreza, que pasó de afectar a 98,99 millones de personas a 5,51 millones entre 2012 y 2019.

"El mundo reconoce, o debería hacerlo, el enorme progreso logrado por China al reducir en dos terceras partes la pobreza en los últimos cinco años", dijo en los márgenes del Foro Económico de Davos de 2020 el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, David Beasley.

Quienes tienen una mentalidad imparcial no confundirán la labor antiterrorista de China en Xinjiang con abuso de los derechos humanos. La razón es que saben que un Xinjiang seguro, estable y próspero es fundamental para la protección de los derechos humanos.

Según las estadísticas, desde 1990 hasta el final de 2016, las fuerzas separatistas, terroristas y extremistas llevaron a cabo miles de atentados terroristas en Xinjiang que resultaron en la muerte de un gran número de civiles y de cientos de agentes de policía, además de daños materiales considerables.

Con medidas decisivas antiterroristas y de desradicalización basdas en la ley, no ha habido violencia terrorista durante tres años seguidos en Xinjiang, y los derechos a la vida y al bienestar de todos los grupos étnicos han estado totalmente protegidos.

Además, quienes tienen un corazón sensible no pasarán por alto los logros de China en derechos humanos a lo largo de la lucha contra la COVID-19.

Desde el inicio del brote de COVID-19, el Gobierno chino ha mantenido el espíritu de dar prioridad a las vidas humanas, ha tomado medidas rigurosas para contener la enfermedad y ha hecho todo lo posible para ayudar a quienes luchan por capear la pandemia.

La revista Science informó en abril que las medidas impuestas por China durante los primeros 50 días del brote podrían haber evitado más de 700.000 infecciones en todo el país.

Sin embargo, la ironía es que cuando los halcones de Washington apuntan una vez más con sus dedos acusadores a Beijing, las crecientes infecciones y muertes por la pandemia, así como las protestas por la discriminación racial en Estados Unidos han expuesto la verdadera y deteriorada situación de derechos humanos en su propio territorio.

Ahora está muy claro que esos oportunistas políticos occidentales anti-China deberían someterse a un examen de conciencia inmediato sobre la protección de los derechos humanos, el tema en el que están tan acostumbrados a dar lecciones a otros.

Deberían darse cuenta de que tirar piedras contra China no solo no ayudará a mejorar la situación de derechos humanos en sus propios países, sino que también dejará al descubierto su incompetencia política para resolver problemas sociales básicos.

Por supuesto, así como no se puede despertar a una persona que finge estar dormida, es casi imposible esperar que esos detractores acérrimos de China dejen de inmiscuirse en los asuntos internos de China bajo el pretexto de los derechos humanos.

Sin embargo, si esos intervencionistas occidentales todavía creen que pueden cambiar el historial de derechos humanos de China o intimidar a Beijing sobre este asunto, simplemente van por el camino equivocado.

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