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spanish.china.org.cn | 07. 07. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

EE.UU. se sirve de unos “DDHH al mínimo” para obstaculizar el control epidémico mundial

Palabras clave: Estados Unidos, COVID-19, derechos humanos

La escultura de Prometeo con una máscara facial en el Centro Rockefeller en Nueva York el 22 de junio de 2020. 


Estados Unidos ha sorprendido al mundo con sus estadísticas de COVID-19: más de 2,88 millones de infecciones y casi 130 000 muertes al momento de la publicación. Mucha gente se pregunta qué pasa. El autoproclamado defensor de los derechos humanos ha dado la espalda a la vida y; en cambio, utiliza una suerte "de ventaja de derechos humanos al mínimo" para pagar la ineptitud de Washington en la lucha contra el virus.

Esta significa que ante desastres como esta epidemia, los pobres, ancianos, minorías étnicas y otros grupos vulnerables no reciben el mismo trato y son meros números en el tablero. Aunque Estados Unidos lidera a nivel mundial en contagios y decesos, la gravedad de la situación no parece ser presión suficiente para la Casa Blanca.

La vida es un derecho básico del conjunto de derechos humanos. Estados Unidos continúa su defensa, pero de manera vacía, con un líder que minimiza las más de 100 000 muertes, ya que considera que gracias a su labor la cifra no fue de 2 millones. Lamentablemente, la democracia que llena de orgullo a muchos estadounidenses no les ha hecho justicia. El ciudadano de a pie no tiene cómo pedir cuentas a su Gobierno. Aunque la prensa estadounidense ha criticado a Washington, sus opiniones no pueden cambiar el statu quo. Su sistema político es incapaz de llevar al banquillo a los responsables de tal deplorable situación, quienes además abusan de las lagunas del sistema. La percepción de Estados Unidos desde el exterior es de un país subdesarrollado e indefenso.

Para velar por los derechos humanos, es necesario recursos. Esta es la razón por la cual el teniente gobernador de Texas, Dan Patrick, sugirió con un sentido de dudosa moralidad que las personas de la tercera edad debían sacrificar su salud por el bien de la economía nacional. China, un país a menudo acusado por Estados Unidos de "vulnerar los derechos humanos", no ha dejado a nadie en su lucha contra la COVID-19, ha salvaguardado la vida de todos los chinos a un costo económico titánico que su par norteamericano nunca hubiera considerado, este solo espera deshacerse de las cargas económicas. ¿Podría existir un país más inmoral?

Estados Unidos no solo no ha tomado conciencia sobre su pobre desempeño en la defensa del derecho a la vida, sino que también ha seguido aprovechando su “ventaja en derechos humanos mínimos”, al tiempo que los utiliza como arma para vencer a otros. El duro embate del virus en su territorio perjudicará al mundo y evitará su recuperación. Su accionar ha echado por tierra el progreso en el control epidémico a nivel mundial.

La apariencia irregular de los derechos humanos ya no cubre las violaciones de Estados Unidos. Pero muchos políticos estadounidenses de escasos valores continúan engañando al mundo con su doble discurso. Los países deben pensar en las consecuencias que enfrentan de una nación occidental que considera la ventaja de unos “derechos humanos al mínimo”.


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