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spanish.china.org.cn | 24. 06. 2020 | Editor:Liria Li Texto

Resolución europea no resta fuerza a la defensa china de la seguridad en HK

Palabras clave: Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, China, UE

El 19 de junio, el Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, promulgada por el gobierno chino, que indica un falso impacto en la política de “un país, dos sistemas” y en la “libertad y democracia” de la región, con el objetivo de presionar a las instituciones del bloque para la presentación de “recursos” ante tribunales internacionales. Este acto no solo es una seria interferencia en los asuntos internos de China, sino también repercute negativamente en la cooperación mutua a vísperas de la próxima reunión de líderes chinos y europeos. Vemos que algunos parlamentarios se escudan en la democracia y en los derechos humanos para involucrarse en las relaciones sino-europeas, en aras de intereses políticos personales. Sin embargo, su doble estándar y prejuicios ideológicos no pueden quebrar la firme determinación de China de defender la gobernanza de Hong Kong de manera ordenada y legal. 

El parlamento desempeña un rol consultor en la estructura política del bloque. Durante mucho tiempo, los poderes legislativo, ejecutivo, judicial y los Estados miembros han competido por una mayor preeminencia. Después del Tratado de Lisboa, este órgano continuó aprovechando cada oportunidad para demostrar su importancia en la UE. Dado que sus participantes son elegidos en sus circunscripciones, estos privilegian la reelección en sus distritos electorales. Muchos tratan las relaciones externas de la organización de manera menos pragmática que los líderes institucionales y los gobiernos europeos, y sus actividades no están completamente en línea con los intereses internos, externos y orientaciones políticas del bloque, lo cual los deja susceptibles de polémicas y notoriedad mediática. El supuesto problema de la democracia y los derechos humanos también es un tema en la que esta entidad suele exagerar. Hubo mucha controversia y desacuerdo en los incidentes vinculados con el Tíbet, Hong Kong y Xinjiang. En realidad, como guardián de estos principios, frente a los países occidentales, el parlamento prioriza el doble estándar, los prejuicios y la arrogancia, lo que revela sin duda una “crisis moral” de la política europea.

En primer lugar, su doble rasero está por doquier en estos temas. El criterio aplicado es mantener la supuesta libertad de expresión y el sistema electoral occidental, en lugar de centrarse en la seguridad, el bienestar y el orden social. El Parlamento Europeo ha opinado sin tapujos sobre la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong y ha ignorado la intención de Beijing de llenar los vacíos legales, en respuesta al caos político, la interferencia extranjera e incluso la amenaza terrorista violenta en la región especial. Sus miembros muestran una imagen de decencia y juicio, pero ignoran el racismo encarnizado de Estados Unidos y no quieren ver el desastre humanitario de los más de dos millones de infectados de COVID-19 en el país norteamericano. Alineados por ideologías, echan por tierra la decencia y las urgencias reales de la gente.

En segundo término, interfiere en la soberanía de otros países. El respeto mutuo por la soberanía es la norma básica de las relaciones internacionales y el núcleo de un intercambio igualitario y armonioso. No existe excusa ni razón para intervenir en los asuntos internos de otras naciones. Es responsabilidad de todos los Estados mantener la seguridad nacional y establecer un marco legal estandarizado. Hong Kong es parte del territorio chino y su seguridad y sus relaciones exteriores son asuntos del gobierno central, que no admite la injerencia de ninguna fuerza foránea. El parlamento difunde “información falsa” de otros países para evitar supuestas interferencias en elecciones europeas, pero utiliza la llamada “responsabilidad internacional” y la “importancia legal existente” de la Declaración Conjunta Sino-británica como pretexto para referirse con arrogancia a la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong. Es notable que los principios de soberanía y no intervencionismo, a los ojos de estos políticos, sean reglas que deben obedecer todo los demás, menos ellos.

Sus resoluciones han dañado los vínculos entre China y la UE, y el accionar de China en Hong Kong. Asimismo, han transmitido señales erróneas al movimiento independentista y a los medios populistas hongkoneses, provocando más caos en la región.

Sin embargo, la determinación del gobierno chino de defender su soberanía nacional, seguridad e intereses centrales no puede verse mellada por algunos “murmullos de derechos humanos”. 

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