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spanish.china.org.cn | 19. 06. 2020 | Editor:Eva Yu Texto

Uso obligatorio de tapabocas en las calles de California

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Desde hace meses, expertos repiten sin cansancio que las máscaras de tela pueden ayudar a reducir significativamente la propagación del nuevo coronavirus. Es por eso que, el jueves, el gobernador de California, Gavin Newsom, emitió una orden de salud pública que requiere que todos los californianos usen máscaras en la mayoría de los lugares públicos.

La estrategia de California para reactivar la economía y hacer que las personas vuelvan a trabajar solo tendrá éxito si las personas actúan de manera segura y siguen las recomendaciones de salud", indicó Newsom en un comunicado. "Eso significa cubrirse la cara, lavarse las manos y practicar el distanciamiento social".

Múltiples estudios científicos muestran que, hasta que haya una vacuna, las máscaras de tela proporcionarán nuestra mejor defensa contra la propagación incontrolada del virus que causa la COVID-19. No obstante, en muchos sectores de la sociedad estadounidense, la máscara se ha convertido en un símbolo político más que una simple precaución. Para muchos en la derecha, el uso de una máscara es visto como una reverencia a la autoridad del gobierno. 

La evidencia demuestra que esta medida de protección por sí sola redujo significativamente el número de infecciones, es decir, más de 78.000 en Italia del 6 de abril al 9 de mayo y más de 66.000 en la ciudad de Nueva York del 17 de abril al 9 de mayo, según un estudio reciente publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.

A medida que el estado avanza a través de las fases de reapertura, y a medida que más personas comienzan a entrar en contacto entre sí, las máscaras obligatorias desempeñarán un papel clave. La Dra. Lisa Barcellos, epidemióloga de UC Berkeley, calificó las máscaras obligatorias como algo "obvio".

“Usar una máscara debería ser absolutamente obligatorio en cualquier lugar público. Sin máscara, no se permite el ingreso”, sentenció Barcellos.

La Dra. Nichole Quick, directora de salud del Condado de Orange, renunció el 8 de junio después de que su orden para que los residentes del condado usaran máscaras resultó en amenazas y ataques personales. Después de que ella renunció, la junta de supervisores del Condado de Orange se inclinó ante la presión pública y rescindió la regla de la medida.

La decisión del Condado de Orange de ceder ante las preocupaciones políticas demuestra por qué Newsom ya no puede dejar tales decisiones críticas de vida o muerte en las manos de los funcionarios locales que ignoran la evidencia científica y la lógica.

El paso de la COVID-19 ha cobrado de momento las vidas de más de 5.200 californianos y casi 120.000 estadounidenses.

 

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