Opinión>
spanish.china.org.cn | 14. 05. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

El fantasma del macartismo se pasea por la mente de Donald Trump

Palabras clave: macartismo, Trump

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, durante una rueda de prensa del Grupo de Trabajo contra el Coronavirus en la Casa Blanca en Washington DC.


¿El espectro del macartismo está resurgiendo rápidamente en los Estados Unidos? Algunos ex diplomáticos y académicos estadounidenses están expresando su preocupación y alarma.

En una entrevista con CNN el 6 de mayo, el ex embajador de Estados Unidos en China, Max Baucus, advirtió que temía que la retórica del gobierno de Trump contra China fuera tan fuerte que Estados Unidos se dirigía a una era "similar a la de Joe McCarthy cuando era un cazador de rojos en el Departamento de Estado, atacando el comunismo". El profesor de la Universidad de Columbia, Jeffrey D. Sachs, comentó al respecto: "Trump es nuestro actual senador Joseph McCarthy que se vale mentiras e insinuaciones para asustar a los estadounidenses para que se sometan a su voluntad".

Ambos comentarios son racionales, objetivos y connotan una advertencia muy seria de que la atmósfera política actual de Estados Unidos hacia China (las acciones de la administración Trump en particular) están llevando a los Estados Unidos a una era en la que el fantasma del macartismo está resucitando.

Debido a esto, las relaciones entre China y Estados Unidos están en su peor momento en los últimos 40 años. La administración Trump es en gran parte la culpable. Ya sean las mentiras conspirativas de que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio de Wuhan, o las afirmaciones infundadas e irrisorias de que China debería ser responsable de las pérdidas que causó la epidemia en los EE. UU., estos fenómenos ilustran que algunos políticos estadounidenses y la administración Trump están tratando de revivir el macartismo en Estados Unidos, por el bien de sus propios intereses políticos y su reelección.

"Mucha gente sabía que lo que estaba sucediendo estaba mal, sabían que estaba mal, pero no levantaron sus voces y se sintieron intimidados", recordó Baucus. A medida que los problemas en las relaciones entre China y Estados Unidos se han exagerado cada vez más por los enfrentamientos de ideologías y sistemas políticos, a muchos estadounidenses les preocupa que puedan convertirse en blanco de críticas si hacen comentarios relativamente racionales y objetivos, o si dicen algo positivo sobre China.

En este clima de miedo, han optado por permanecer en silencio porque les preocupa ser etiquetados como "pro-China" o "pro-comunista". Temen que sus carreras y futuros se vean socavados. Esto revela el lado distorsionado e irracional de la política estadounidense. Si tal situación continúa, solo arrastrará las relaciones chino-estadounidenses a un abismo peligroso.

Lo que está haciendo la administración Trump ahora es devastar la confianza mutua entre China y Estados Unidos. Dado que Trump y algunos políticos estadounidenses han estado haciendo comentarios despectivos continuamente para estigmatizar a China, es difícil predecir cuándo se restablecerán relaciones normales entre Beijing y Washington. Mientras que, desde el punto de vista pragmático, no se entiende cómo una relación deteriorada entre China y Estados Unidos podría ser beneficiosa para Estados Unidos.

El país nortamericano todavía está sumido en una situación epidémica muy grave con un total de más de 1,36 millones de infecciones y más de 82.000 muertes. La administración Trump debería asumir la responsabilidad principal debido a su respuesta fallida a la epidemia de COVID-19. Si la Casa Blanca continúa enfocándose en echarle la culpa a China en lugar de priorizar su propio trabajo antiepidémico, su comportamiento eventualmente fracasará. Esto erosionará las perspectivas de reelección de Trump.

Aún así, la esperanza puede prevalecer. Otras voces dentro de los Estados Unidos están pidiendo la cooperación entre China y los Estados Unidos para combatir el virus. Si la administración Trump abandona su mentalidad de la Guerra Fría y deja de jugar a repartir culpas, esto podría ayudar a Estados Unidos a controlar el virus. China es una base de producción para muchos dispositivos médicos y medicamentos fundamentales y cuenta con experiencia clínica en el tratamiento de la COVID-19. Estados Unidos enfrentará grandes dificultades y desafíos para enfrentar la epidemia sin la cooperación y el apoyo de China.

Los políticos estadounidenses que están resucitando el macartismo en realidad lo saben bien. Sin embargo, debido a su egoísmo y estrechez mental, les obliga a jugar la carta de China para perseguir intereses políticos privados a corto plazo, dejando en peligro las relaciones entre China y Estados Unidos.

Si este neo-macartismo se resucita por completo en los EE. UU., marcará el comienzo de una nueva guerra fría entre China y los EE. UU. Esto no solo será un desastre para las relaciones bilaterales y un obstáculo para los intercambios entre los dos países, sino que representa peligrosas amenazas para la paz y la estabilidad mundiales, lo que lleva a la subversión del orden internacional existente, orientándolo hacia un desastre impredecible.

Una línea dura con China, ahora y en el futuro, es un desafortunado consenso dentro de los Estados Unidos. La Segunda Guerra mundial nos enseñó lo fácil que es gobernar cuando se le da al pueblo un enemigo común: en el caso de EE.UU., será China. No obstante, frente a la agresión de Estados Unidos, China no se dejará intimidar.

China contraatacará firmemente las acusaciones infundadas de Estados Unidos para exponer sus intenciones maliciosas. Más importante aún, China gestionará sus propios asuntos con cuidado y fortalecerá la cooperación con otros países para combatir la nueva pandemia de coronavirus, proporcionará más asistencia material para el mundo y desempeñará un papel positivo para ayudar a erradicar la desgracia de la COVID-19.


   Google+