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spanish.china.org.cn | 12. 05. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

El desprecio por la ciencia resta fuerza a la lucha contra la COVID-19 en EE. UU.

Palabras clave: COVID-19, EE. UU.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (izquierda), recorre una planta de Honeywell International, fabricante de equipos de protección personal en Phoenix, Arizona, el 5 de mayo de 2020.


Parece que la epidemia de COVID-19 ha tomado por asalto a Estados Unidos. Se han confirmado casos entre contactos cercanos del presidente estadounidense Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence. Tres de los principales jefes de salud cumplen cuarentena, incluido el experto en enfermedades infecciosas Anthony Fauci. Si Trump y Pencedeben hacer lo mismo se ha convertido en un tema difícil para la Casa Blanca. Esto demuestra los errores sistemáticos del país en la gestión de la crisis sanitaria con graves lagunas en la tarea de prevención y control.

Con la lucha vírica politizada, el país se muestra arrogante y vacilante, y esto ha conducido a su situación actual. Desde enero, Estados Unidos ha perdido tiempo minimizando la amenaza de COVID-19, promoviendo teorías de conspiración sobre China, intensificando disputas bipartidistas y demonizando el uso de máscaras. Su lucha contra el mal es caótica.

Y el problema principal es que después de estos meses desastrosos, Estados Unidos aún no ha logrado un consenso sobre cómo combatir la epidemia, el origen del virus y cuándo reiniciar la economía. El lento desarrollo del debate y la toma de decisiones han retrasado a la nación en esta guerra que requiere medidas oportunas y efectivas.

Muchos estadounidenses, incluido Trump, no muestran respeto por la ciencia y no tratan la epidemia con seriedad. Por ejemplo, el mandatario una vez sugirió inyectar desinfectante en el cuerpo para matar el virus y algunos le creyeron e hicieron lo que dijo. Además, varios creen firmemente en la ridícula teoría de la conspiración de que la COVID-19 está relacionada con la tecnología 5G. Sorprendentemente, con la administración Trump, el país líder mundial en ciencia y educación muestra una creciente tendencia contra lo intelectual.

Debido a estos errores, incluso aquellos que trabajan en la Casa Blanca han resultado infectados, y todavía siguen apareciendo unos 20 000 casos confirmados diarios. En ese contexto, Washington aún aboga por la reanudación de la producción y el reinicio de la economía, independientemente del riesgo de una mayor infección en el futuro cercano. Por ejemplo, el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, dijo el 4 de mayo que Estados Unidos debería reabrir su economía porque "habrá muertes sin importar qué", alegando que es un "sacrificio" que los estadounidenses deben hacer por su estilo de vida.

Esto suena absurdo, realmente absurdo. ¿Por qué deberían "sacrificarse" las personas cuando hay formas más seguras de restablecer la confianza de los consumidores, como la garantía efectiva del gobierno de la seguridad pública? ¿Cuántos estadounidenses están dispuestos a "sacrificar" sus vidas por la economía del país? ¿Qué ha pasado con la democracia y los derechos humanos?

Estados Unidos ha sido considerado la única superpotencia del mundo y es impactante verlo caer en esta situación. La nación debe darse cuenta de las consecuencias de no respetar la ciencia y no encarar la epidemia directamente. Después de todo, la COVID-19 no pensará que haya algo especial en su sistema.


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