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spanish.china.org.cn | 26. 03. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

EE. UU. culpa a China para encubrir sus propias fallas

Palabras clave: EE. UU., China, Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una sesión informativa diaria sobre el COVID-19 en la Casa Blanca el lunes, Washington DC.


El periódico Daily Beast de Nueva York informó el sábado que la Casa Blanca "organiza un plan de comunicaciones a través de múltiples agencias federales" que pide a los funcionarios tomar atención a los puntos que se centran en acusar a China de "crear una pandemia".

El fuerte sesgo ideológico de algunos políticos y medios de comunicación estadounidenses los ha llevado a buscan con ahínco fallas en todas y cada una de las medidas que China ha tomado para combatir el virus. Luego difunden dichas falsedades y afirman que su sistema de gobierno chino es un completo "fracaso". Lo han criticado repetidamente por "controlar" la opinión pública y proporcionar información "incompleta", pero Washington obliga a sus funcionarios a hablar con una sola voz, en señal evidente de su doble rasero.

Es en cierta medida el control de la Casa Blanca sobre la opinión pública y el encubrimiento de información lo que ha alimentado el brote del coronavirus en el país. Con las críticas unificadas a China, algunas personas en Estados Unidos pueden haber descuidado datos auténticos y relajado su vigilancia contra el mal. Incluso algunos expertos han admitido que su país desperdició un tiempo valiosoganado con la rápida implementación de cuarentenas efectivas en China y la suspensión a gran escala de su actividad económica a nivel nacional.

En momentos en que el número de casos confirmados en la nación norteamericana aumenta, los crecientes esfuerzos de propaganda para atacar a China podrían tener varias explicaciones.

Primero, la Casa Blanca simplemente intenta desviar la atención pública. La administración Trumpsubestimó la enfermedad durante su brote inicial en el país, un error que ha causado graves consecuencias sociales y económicas. Las infecciones superaron las 54 000 hasta el miércoles. Y el mercado de valores fue testigo de 4 caídas en dos semanas. El gobierno trata de ocultar su ineptitud haciendo de chivo expiatorio a China.

En segundo lugar, el juego de la culpa alude a razones políticas. Los traspiés de la administración Trump en el manejo de la epidemia ya se han convertido en un objetivo de los demócratas. A medida que se avecina la elección presidencial, Trump está preocupado en su reelección, por lo que trata de deshacerse de su mal accionar.

En tercer lugar, la Casa Blanca espera formar una opinión pública negativa sobre China, a fin de incitar aún más la competencia estratégica entre ambos países y lograr que Estados Unidos desacople su economía y tecnología. Algunos conservadores de derecha en Washington han percibido durante mucho tiempo a China como una amenaza, y consideran que su rápido desarrollo y ascenso pacífico son un gran desafío. Los halcones en seguridad nacional, comercio y derechos humanos en Washington continúan golpeando duro a China. En este escenario, la administración Trump ve la pandemia como una oportunidad imperdible para atacar, debilitar y ralentizar su avance.

Los enormes logros del país asiático en el freno del virus y su ayuda oportuna a otros países y regiones afectados obviamente han beneficiado a la comunidad internacional. No es difícil para los medios estadounidenses, expertos y público en general obtener información objetiva al respecto.

La ruptura de los lazos con China no ayudará a Estados Unidos a salvar su economía y luchar contra la epidemia. Algunos creen que el gobierno de Trump se enfoca más en el mercado que en su gente. Sin embargo, sus estrategias actuales no salvarán a ninguno. Para proteger a ambos, necesita mantener relaciones y fortalecer la cooperación con China. Ambos países comparten numerosos intereses comunes, especialmente frente a esta crisis sanitaria global. Al contener efectivamente el brote, China podría brindar a su par norteamericano valiosos conocimientos sobre tratamientos y materiales médicos. Lamentablemente, Estados Unidos continúa politizando el virus y engañando a la opinión pública. Sus tácticas son irresponsables para su población y su economía.

Como la economía más grande del mundo con tecnología médica avanzada, Estados Unidos debería haber desempeñado un rol de liderazgo en la lucha mundial contra la pandemia. En cambio, el aislacionismo de Washington y la doctrina de "Estados Unidos Primero", contrarios a la globalización, inevitablemente dañarán su reputación y estatus internacional.

El desempeño de la administración Trump en medio de la debacle es una continuación de sus políticas de los últimos tres años. Durante mucho tiempo ha ignorado sus obligaciones internacionales e incluso ha socavado las reglas y el orden mundiales existentes. Por ello, no sorprendente que haya estado tratando desesperadamente de menospreciar a China.


El artículo es una compilación del reportero de Global Times, Yan Yunming, a partir de una entrevista con Wang Yong, director del Centro de Estudios de Estados Unidos de la Universidad de Beijing y profesor de la facultad de Estudios Internacionales de la misma casa de estudios.


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