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spanish.china.org.cn | 15. 03. 2020 | Editor:Liria Li Texto

Exponiendo la verdadera cara de EE. UU. que usa a los derechos humanos para mantener la hegemonía

Palabras clave: hegemonía, EE.UU.

Es aconsejable que los Estados Unidos se vean a sí mismos, que reconozcan sus propios problemas, que gestionen bien sus propios asuntos, que dejen de actuar como elementos perturbadores para desacreditar a otros países y como elementos problemáticos contrarios a la dirección que desarrolla la causa de los derechos humanos en el mundo.

El 13 de marzo, la Oficina de Información del Consejo de Estado publicó el “Informe sobre violaciones de derechos humanos en Estados Unidos en 2019”, de una extensión de 20 mil caracteres chinos, que con base en numerosos hechos y datos revela que el estado de los derechos humanos en la Unión Americana es poco alentador y se deteriora día a día. Estados Unidos toma su propia comprensión limitada de las cosas como marco, toma sus intereses centrales de hegemonía mundial como su regla de referencia, y cada año, en razón de argumentos infundados y material de fuentes dudosas, arma un informe sobre derechos humanos en otros países. De forma arbitraria distorsiona y menosprecia los intereses estratégicos de aquellos países o regiones con los que no tiene compatibilidad, y haciéndose de la vista gorda, mantiene y sistematiza violaciones de gran envergadura a los derechos humanos. Todo esto expone sin tapujos su falsedad en la defensa de los derechos humanos del mundo y revela en toda su extensión la verdadera cara de un país que usa la protección de los derechos humanos para mantener la hegemonía.

Los Estados Unidos consideran “la ofensiva de los derechos humanos” como una práctica convencional, e hilvanan una ilusión fantástica con la que engañan y mienten a las personas y al mundo. Por el contrario, los verdaderos derechos humanos en Estados Unidos tienen un lado lleno de defectos que no deja de sorprender a las personas. Los Estados Unidos son el país más aquejado por la violencia con armas, y la falta de restricciones a la portación de armas conduce a un tropel de agresiones. Esto, a su vez, ha constituido una amenaza seria a la seguridad de la población, a las personas y a la propiedad. Los derechos democráticos que vienen estipulados en la Constitución de Estados Unidos solo pueden disfrutarse por aquellos con alto nivel adquisitivo, y el dinero que se orienta a la política ha distorsionado desde hace mucho a la opinión pública y ha lacerado los derechos humanos de la mayoría de las personas ordinarias. La falta de garantías básicas de los derechos económicos y sociales, la agresión y exclusión hasta el hartazgo de descendientes de minorías, la grave discriminación y violencia contra las mujeres, las difíciles circunstancias de los grupos vulnerables, la deshumanización que sufren los migrantes… de cara a sus innumerables dilemas en los derechos humanos, el gobierno de los Estados Unidos ni los ve ni los oye y ha adoptado una vez más políticas de evasión. Según indican informes periodísticos de medios de comunicación como el diario británico The Guardian y otros más, hasta marzo de 2019, el personal a cargo del Informe especial de la ONU sobre problemas de los derechos humanos en diferentes campos pone bajo la mira 22 cuestionamientos relevantes sobre diferentes aspectos del tema de los derechos humanos en los Estados Unidos. No obstante, la Unión Americana llena de arrogancia no se digna a responder.

Los Estados Unidos anuncian a toda voz que impulsarán la protección de los derechos humanos en todo el mundo, pero, en realidad, lo que buscan es desplegar la política unilateral de “América Primero”. A fin de mantener una hegemonía internacional, Estados Unidos se adentra arbitrariamente en los derechos humanos de otros países, y pisotea el sistema y el orden internacional que tienen como núcleo los propósitos y los principios que dicta la Carta de la ONU.

La observación de los derechos humanos bajo un contexto de rápida propagación del nuevo coronavirus permite entender mejor a las personas que en el momento crucial de la lucha contra la epidemia, solo colocando por encima de todo la seguridad y la salud de las personas se concede importancia a los derechos humanos, que solo desplegando correctamente los trabajos de control y prevención epidémicos y que solo fortaleciendo el impulso de la cooperación multilateral global en la lucha contra la epidemia se podrán garantizar los derechos humanos. Es extraño que el Departamento de Estado de los Estados Unidos no haya logrado una buena nota en el combate a la epidemia ni en la protección de los derechos a la vida. Eso sí, se ha devanado los sesos y ha mantenido la fórmula anual de reportar los derechos humanos en otros países. Es más, funcionarios de Estados Unidos han tomado a la epidemia como excusa para criticar el respeto a los derechos humanos en otros países, difamando a otros y endosando contradicciones, algo que es, en principio, una blasfemia a los derechos humanos.

Hoy, los Estados Unidos no solo padecen de problemas a los derechos humanos y de enfermedades crónicas inamovibles, sino que interfieren a voluntad en los asuntos mundiales de otros países, pisotean los derechos humanos de otros países, y lanzan cada que le apetece guerras de agresión que conducen a la miseria de las personas. Tristemente, los Estados Unidos mantienen un doble rasero en el tema de los derechos humanos que es constante de principio a fin. Y usan todo el tiempo a los derechos humanos para interferir en los asuntos internos de otros países, y perseveran en su actitud de buscar la hegemonía bajo el disfraz de los derechos humanos. Los Estados Unidos tienen un comportamiento que contraviene seriamente la moral y la conciencia humana, y que menosprecia la bondad y la justicia de las personas.

Indudablemente, los Estados Unidos, como ocurre año tras año, han fabricado historias sin fundamentos, confunden el bien con el mal, y redactan textos maliciosos para atacar los derechos humanos en otros países, y al final, la Unión Americana solo está añadiendo, sin ninguna pausa, una carga moral a sus espaldas. Este juego que crea un déficit moral no está libre de costos. Es aconsejable que los Estados Unidos se vean a sí mismos, que reconozcan sus propios problemas, que gestionen bien sus propios asuntos, que dejen de actuar como elementos perturbadores para desacreditar a otros países y como elementos problemáticos contrarios a la dirección que desarrolla la causa de los derechos humanos en el mundo.  

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