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spanish.china.org.cn | 10. 03. 2020 | Editor:Liria Li Texto

Guerra contra la “epidemia”: ellas, cara a cara con el virus

Palabras clave: epidemia, ellas, China

Por el momento, el número de casos diagnosticados con COVID-19 en China ha disminuido considerablemente y el número de pacientes curados ha seguido aumentando. Si comparamos la lucha contra la "epidemia" con una batalla sin fuego, los profesionales de salud son los soldados del frente. Debajo del grueso traje protector se encuentran hijas, esposas y madres, con una vida cotidiana, familias y emociones, pero, ante la epidemia, han optado por ser valientes. Las profesionales en el Hospital Liyuan del Colegio Médico Tongji de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong en Wuhan son las guerreras que se miden cara a cara con el virus.  

 

Directora de la UCI: un deseo de cumpleaños olvidado

El 25 de enero se celebró el año nuevo chino. Apenas amaneció, Ma Jing, directora de la UCI, ya estaba pasando revista entre las habitaciones del hospital. La víspera de año nuevo también la pasó en el establecimiento. No tuvo tiempo para reunirse con su familia, solo podía hablar con ellos por videollamada. Sin embargo, Ma Jing colgó sin hablar mucho pues no quería que su madre viera sus ojos húmedos.

Las labores impedían a Ma Jing pensar en su familia, solo podía concentrarse en llevar a cabo sus deberes. Cuando terminó de trabajar, eran las 3 de la madrugada. Volvió a la sala, tomó su móvil y vio el mensaje de cumpleaños que su hija le había enviado el día anterior: “Mamá, feliz cumpleaños, cuídate”.

“Entonces, me acordé de que el día del año nuevo era mi cumpleaños”, narró Ma Jing.

En cuanto al deseo de cumpleaños, confesó: “Ahora, estamos en una carrera contra el reloj y luchando contra la muerte. Sólo quiero continuar a toda velocidad”.


Ma Jing, directora de la UCI del Departamento I de Enfermedades Infecciosas del Hospital Liyuan examinando a su paciente.


El 8 de febrero, Ma Jing, que siempre había permanecido en la línea del frente, se unió una vez más al equipo provincial para realizar consultas médicas a pacientes críticos dentro de Hubei. Viajó a Anlu, Xiangyang, Shiyan y otras regiones y regresó a Wuhan en la noche del 13 de febrero.

A las 6 de la mañana del 22 de febreo, un paciente con COVID-19 de 82 años sufría de insuficiencia respiratoria y síndrome coronario agudo. Ma acudió inmediatamente a su rescate. Después de más de una hora, los indicadores del paciente volvieron a la normalidad. En esta carrera con la muerte, Ma Jing se impuso nuevamente.

Ahora, no se detendrá para alcanzar su “deseo de cumpleaños” especial.


Enfermera jefe en apuros: “voluntaria” a pesar de estar contagiada

A finales de enero, el departamento de urología del Hospital Liyuan recibió la orden de transformarse rápidamente en la sala de aislamiento para responder al tratamiento de casos sospechosos de COVID-19. Sun Shanshan fue nombrada enfermera jefe del departamento II de la sala de aislamiento. Por la seguridad de los médicos y los pacientes, ella se cortó el pelo largo que había llevado durante años. 


Sun Shanshan durmiendo en la silla sin quitarse su ropa protectora


Unos días después, Sun Shanshan comenzó a toser y el resultado de la prueba fue positivo.

Aunque estaba preparada, cuando vio el resultado, se resintió un poco. “No pensé que iba a retirarme tan pronto. Estaba muy preocupada por las chicas del departamento”. En ese momento, todavía estaba preocupada por sus colegas.

A principios de febrero, Sun Shanshan fue trasladada al Hospital Huoshenshan. Una vez ingresada, comenzaron otros síntomas: fatiga, falta de oxígeno y dificultad para respirar, pero trató de tranquilizarse y enfrentó activamente su enfermedad. Además, incentivó a sus compañeros a escuchar canciones y practicar yoga todos los días. Algunos pacientes estaban muy asustados cuando llegaron y ella los tranquilizaba, haciendo un buen trabajo de orientación emocional.

Para aliviar el trabajo de los enfermeros, Sun ayudaba todos los días a cambiar sábanas y hacer las camas. Los enfermeros en la sala de aislamiento usan tres capas de guantes y muchas veces los lentes protectores se empañan con el calor, lo cual aumenta la dificultad de punción. Por eso, Sun asumió el rol como voluntaria para asistir la inyección y la punción, entre otras labores de cuidado. “Sentía que no estaba enferma, sino que seguía trabajando en otro lugar”, explicó ella orgullosamente.

Actualmente, Sun Shanshan fue dada de alta y está haciendo su cuarentena en casa. Espera recuperarse pronto para volver al trabajo. “Además, cuando vuelva, ¡no puede faltar ninguna de mis colegas!”, sentenció Sun Shanshan con mucha firmeza.  

 

Enfermera pionera: deja a su hija con los abuelos para combatir junto con su esposo

Tan Qian es enfermera de endocrinología, pero lleva más de un mes trabajando en la sala de aislamiento.

Al comienzo del brote, el número de pacientes aumentaba rápidamente. Cuando mucha gente todavía estaba en pánico, Tan Qian se ofreció en trabajar en la sala de aislamiento.

Lei Chao, esposo de Tan Qian, es médico geriatra. Cuando recién se formaba el departamento de consultas por fiebre, él hacía turnos de consulta y hospitalización. Cuando el hospital estableció la sala de aislamiento, también se ofreció a trabajar allí.

“Entre los dos, uno está en el tercer piso y el otro, en el cuarto, pero trabajan tanto que no se ven nunca”. Según Liu Xia, enfermera jefe de endocrinología, la pareja está en la primera línea de lucha de prevención de la epidemia. Desde que salieron de casa, no han tenido tiempo de acompañar a su hija de cuatro años, que quedó al cuidado de los abuelos. Afortunadamente, el apoyo de los abuelos les permite dedicarse al trabajo sin preocupaciones.


Tan Qian (derecha) y Lei Chao


“Me siento muy conmovida por su historia. Una vez, le dije a Tan Qian que quería escribir su historia, pero ella no quiso. Asegura: ‘Voy a donde me necesiten. Es la responsabilidad de un profesional de la salud estar en la primera línea’”, afirmó Liu Xia.

“Tan Qian es una chica extrovertida y su hija es muy simpática también. Les manda videos para darles ánimo”, comenta Liu Xia. “El otro día, me mostró un video de su hija en el que le gritaba a la pantalla: ‘Mamá, ¡ánimo! y mata el virus. Te extraño. Vuelve pronto’”. 

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