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spanish.china.org.cn | 26. 02. 2020 | Editor:Eva Yu Texto

El brote estimula la creatividad y el ingenio en la cocina

Palabras clave: COVID-19, cocina

 

Residentes hacen la compra en una tienda de la cadena Wumart, en la que compran verduras y otros artículos de la vida diaria.

 

Mientras la epidemia del COVID-19 se ha propagado por varios lugares de China, afectando la vida de todos aquellos que vivimos aquí, también ha estimulado a muchos de nosotros a redescubrir el placer de cocinar como una forma de pasar el tiempo y a volvernos también un poco más autosuficientes.

Poco antes del brote de la epidemia y de que se diera a conocer la noticia sobre la transmisión entre personas, recibí mi más reciente herramienta de cocina: una olla a presión eléctrica.

La compra apuntaba a satisfacer mis anhelos para cocinar en un tris y con mayor facilidad judías, que por lo regular necesitan varias horas sobre las hornillas tras haberse remojado la noche anterior.

Me imaginaba transformado esos dos grandes sacos de soja que había comprado en la tienda en diferentes estilos de sopas y estofados que ansiaba comer en el invierno.

La olla a presión en efecto me ayudó a preparar un estofado de habichuelas condimentadas con masala india para la cena del Año Nuevo Chino. Pero durante el feriado extendido, cuando las autoridades solicitaron permanecer el mayor tiempo posible en casa, se nos acabó el tofu. Así pues, usé la olla a presión casi a diario para cocinar soja que sirviera como sustituto de alto valor nutritivo, y esto trajo, en consecuencia, deliciosos resultados.

Por ejemplo, solíamos usar tofu todo el tiempo para cocinar arroz frito condimentado estilo coreano. Pero la soja igualmente sabe bien, si no mejor, en ese plato, además de que nos llena aún más.

En algunas ocasiones usamos también la soja cocinada en la olla a presión para elaborar una versión de uno de mis platos favoritos de la infancia: judías al horno preparadas con cebollas, salsa de tomate, azúcar morena, salsa de soja, un poco de vinagre y una pizca de polvo de ajo.

Incluso mi marido pensó que el plato, de manera semejante, se batía en un duelo mano a mano con la mejor versión de lata que solíamos degustar durante nuestras muchas excursiones en Estados Unidos. Siempre había usado mi panificadora para hornear pan, por lo menos, una vez por semana, pero en las semanas posteriores al brote de la epidemia la usé muchísimo más.

Mis dos tipos de pan favoritos, el multigrano hecho con harina entera, avena, ajonjolí y semillas de calabaza, por un lado, y el de trigo entero con pasitas y nueces, por el otro lado, combinan a la perfección con un pesto hecho de sobras de cilantro, nueces, ajo y aceite de oliva que muelo en el procesador de comida.

En una ocasión le dimos el beneficio de la duda a la crema de maní clásica de Estados Unidos y a los sandwiches de mermelada, y untamos sobre el pan recién salido de la panificadora, crema de ajonjolí y arándanos en conserva. Esas cosas que se habían olvidado en la parte posterior de la alacena se han convertido, súbitamente, en valiosos hallazgos que ofrecen opciones maravillosas para la cena. Las sábanas de algas nori que había comprado con anterioridad las despedace sobre el arroz frito para añadirle un toque nutritivo extra. Los fideos italianos fusilli terminaron hervidos en una olla y posteriormente fueron servidos con salsaaglio e olio, una combinación clásica que mezcla ajo y aceite de oliva.

Debido a nuestra creatividad en la cocina, en la que usamos cuanta cosa tenemos a la mano, hemos podido comer 12 días el hilo sin tener que ir a hacer la compra, y esto, en nuestra casa, es toda una marca. La cocina siempre ha sido a mis ojos un refugio, en donde puedo someterme a la alegría terapéutica y nutritiva de cocinar alimentos, y ahora en tiempos de epidemia se ha vuelto un espacio aún más importante. Comer bien tiene un impacto altamente positivo en nuestra salud y en nuestro bienestar psicológico, ambos elementos cruciales en tiempos como estos. Y usar cuantas cosas estén a la mano ayuda a reducir las presiones de salir por víveres. Tarde o temprano ganaremos esta batalla, vigorizados por nutritivas comidas que vendrán una tras otra.

 

Por Jocelyn Eikenburg


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