La tensión se apodera de las calles en El Salvador en apoyo a Bukele

Con soldados fuertemente armados en su lugar, el popular presidente de El Salvador entró en la Asamblea Nacional de la nación y, después de un momento de oración, les notificó a los legisladores que en una semana debían aprobar su proyecto de ley que pedía $ 109 millones para recuperar las ciudades de las manos de las pandillas callejeras.

Bukele es extraordinariamente popular en el país más pequeño de las Américas, devastado por décadas de guerra y corrupción. Pero los legisladores del partido de derecha ARENA y el supuesto FMLN de izquierda denunciaron el intento de Bukele de convocar una sesión extraordinaria y un intento de golpe de estado.

El presidente defendió sus acciones, en parte, al mencionar que no hubo violencia en la enorme manifestación en torno a la Asamblea Nacional, aunque las pandillas mataron a cuatro personas en otro lugar ese día. Ahora la ciudadanía se ha levantado y salido a las calles para mostrar su apoyo al presidente y extender el llamado al levantamiento.

La financiación del plan de seguridad de Bukele se ha estancado en un congreso recalcitrante. Bukele convocó a la extraordinaria sesión dominical para buscar fondos para tecnología antipandillas y suministros para la policía y el ejército en su batalla con las pandillas armadas que intervienen en casi todos los aspectos de la sociedad salvadoreña actual.

Bukele invocó el derecho a la insurrección consagrado en la constitución salvadoreña y las fuerzas armadas ingresaron al congreso mientras hablaba de la necesidad de eliminar la violencia de las pandillas y reducir la asombrosa tasa de homicidios del país: 51 por 100.000 más que el doble de la tasa de violencia en México.

La mano dura del joven presidente de primer mandato sorprendió a muchos y generó críticas generalizadas, incluso de parte de la Organización de Estados Americanos y Amnistía Internacional.

En respuesta al llamado de Bukele para una manifestación, decenas de miles de personas aparecieron en todo el país en autobuses. No hubo desorden, según informes de noticias salvadoreñas, y las fuentes policiales reportaron que no se rompió ni una ventana.

La batalla subyacente es entre la vieja derecha (ARENA) junto con la vieja izquierda (FMLN) y el Partido Nuevas Ideas de Bukele, que sorprendió a ARENA y al FMLN al pasar por encima de ellos en las elecciones del año pasado.

Bukele carece de seguidores en el Senado salvadoreño, y los críticos han dicho que debería esperar a las elecciones de febrero de 2021 para impulsar su plan de seguridad.

Por su parte, el mandatario se negó a bajar el ritmo, "porque 2.000 personas morirán este año si esperamos y no debemos permitir que eso suceda".

“Tenemos las herramientas para reducir ese número a la mitad. La pregunta implica que debería esperar un año hasta que tengamos el 70% del congreso y el respaldo de la comunidad internacional y no fotos del ejército en el congreso. Mientras tanto, ¿qué pasa con los que van a morir?

“No voy a ocupar un cargo después de mi presidencia. No puedo ser reelegido. Quiero que mi legado sea la reducción al mínimo de la criminalidad en El Salvador ", concluyó el mandatario.