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spanish.china.org.cn | 06. 10. 2019 | Editor:Lety Du Texto

El viaje a China de 5 escolares uruguayos que acercó culturas

Palabras clave: Uruguay, China


Cinco niños uruguayos de un barrio de la periferia de Montevideo viajaron por primera vez en avión para conocer China e intercambiar así experiencias con niños chinos de su edad, superando la barrera del idioma.

Casavalle, localidad ubicada al norte de Montevideo, suele ser sinónimo en los medios uruguayos de violencia, narcotráfico y los niveles más altos de pobreza.

A unos 30 minutos de distancia del centro de la ciudad, en esa barriada se encuentra la escuela pública Nº 319 denominada "República Popular China", cuyos maestros, pese al contexto adverso, preparan a los niños para un futuro mejor.

Brian, Ezequiel, Bruno, Noelia y Florencia, de entre 11 y 13 años de edad, fueron elegidos para viajar en un sorteo y, al igual que sus padres, según ellos mismos contaron a Xinhua, se dieron cuenta que estaban ante una "oportunidad única".

Sabiendo apenas palabras básicas en chino mandarín como "Hola" y "Gracias", los escolares uruguayos viajaron a las antípodas como parte de un intercambio educativo y cultural entre ambos gobiernos.

Su visita al país asiático tuvo lugar del 3 al 17 de agosto pasado, y fueron acompañados por la directora de la escuela, una maestra y una representante del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) uruguayo.

CASAVALLE, QINGDAO Y BEIJING

"La escuela era muy moderna. Nos recibieron con música y con bailes", recuerda Brian sobre su llegada a la escuela de Qingdao, ciudad costera de la provincia oriental de Shandong, donde disfrutaron de varias jornadas de intercambio.

Por su lado, fieles a su afición por el fútbol, los uruguayos buscaron confraternizar con un partido en el que se mezclaron chinos y uruguayos en los equipos.

Noelia por su parte también se llevó de Qingdao imágenes imborrables de la visita al acuario, donde tuvo la oportunidad de observar "tiburones y delfines que nunca había visto".

El regreso a Beijing fue en un tren bala, cuya rapidez y comodidad todavía recuerdan, así como rememoran el impacto que les provocó la Gran Muralla, la Ciudad Prohibida, o poder ver Guerreros de Terracota en el Museo Nacional de China, ubicado en la capital china.

A nivel culinario todos coincidieron en que la mejor sensación fue el pato laqueado a la pequinesa.

Entre las cosas que los sorprendieron de la cultura es la ingesta de agua caliente y el hecho de que la cena se realiza sobre las 18:00 horas, muy temprano para la costumbre uruguaya, pues ellos suelen hacerlo no antes de las 21:00 horas.

Por su lado, la directora de la escuela, María Sum, destacó que este viaje "abre puertas" y "abre cabezas", además de que representó "una oportunidad porque les abrió una cantidad de cosas de la manera de pensar".

"Todo el tiempo nos acompañaron, compartimos actividades, recorte de papel, experimentaron con la caligrafía, compartimos almuerzos, cultura, y el idioma en ningún momento fue un impedimento", afirmó.

Sum rememoró cómo Casavalle "es noticia todo el tiempo" en los medios locales porque atraviesa una situación social "complicada" pero, subrayó, "la escuela sigue siendo el lugar seguro donde están los niños".

En los últimos años, el barrio ha sido escenario de enfrentamientos y ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes que se disputan la zona, situación que ha provocado que las balaceras sean algo frecuente y que a algunos pasajes no ingresan por la noche ambulancias y taxis.

Por ello, el Estado trata de hacerse cada vez más presente a través de distintas instituciones, pero ante tanta exclusión nada parece alcanzar.

"Los padres dejan a los niños en la escuela y sigue siendo todavía el lugar seguro, donde aprenden, hay determinados límites y vínculos sanos", evaluó la directora.

Valoró que la mayoría de los padres vieron el viaje "como una oportunidad única" para sus hijos y que "más allá de la comunidad hay otras cosas y se puede salir".

Por su parte, la maestra Luján Melo, quien lleva 30 años dando clases en la escuela, explicó que el viaje sirvió para que Brian, por ejemplo, valorara las clases de inglés que brinda la escuela y piense esforzarse más en esa lengua.

Melo explicó que el niño "vio la necesidad del inglés y se dio cuenta que lo tiene en la escuela desde hace años" porque mientras los niños chinos "hablaban el inglés de manera fluida, los uruguayos no".

Sum y Melo no ocultan su entusiasmo por la construcción de una nueva escuela, próxima al actual edificio, financiada con una donación del gobierno chino de más de 2 millones de dólares.

La escuela "República Popular China", que funcionará en el nuevo local desde marzo próximo, pasará a ser de tiempo completo e incluirá un aula del Instituto Confucio para difundir la cultura china.

Las docentes y niños también esperan que el intercambio entre los dos países se complete con la llegada de un grupo de escolares chinos el próximo verano austral. 


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