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spanish.china.org.cn | 17. 09. 2019 | Editor:Eva Yu Texto

Descubren el árbol más alto de la selva amazónica

Palabras clave: el árbol más alto de la selva amazónica

 

La tragedia en el Amazonas no solo ha traído consigo indignación sino también esperanza gracias al descubrimiento del árbol más alto, que no es el único al estar rodeado de otros gigantes de más de 80 metros de altura.

El hallazgo ocurrió en el estado de Amapá, en el noreste de Brasil, cerca de una región conocida como el Escudo de guyanés, una zona rica en biodiversidad y que hasta el momento no se ha visto afectada por las llamas.

El árbol es un Angelim rojo (Dinizia excelsa), de 5,5 metros de diámetro y 88 metros de alto, 30 metros más que el que ostentaba el récord.

Este coloso supera con creces al Cristo Redentor en Río de Janeiro de 38 metros desde su pedestal y no tiene nada que envidiar a la mismísima Estatua de la Libertad en Nueva York de 93 metros incluida su base.

Esta especie es muy común en la selva del Amazonas y, aunque no guardan un buen olor, su madera es muy codiciada.

Entre el 2016 y 2018, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil escaneó extensas áreas del Amazonas con tecnología láser.

"Nos sorprendió la altura que mostraron las imágenes", señalaron en un artículo en The Conversation los ecólogos Tobias Jackson, de la Universidad de Cambridge, y Sami Rifai, de Oxford, coautores de la investigación.

Así, los expertos decidieron verificarlo con sus propios ojos. Llegaron a la zona y escalaron los árboles para medirlos con cuerdas. Al menos 15 de ellos superaban los 70 metros.

Antes se creía que los Angelim rojos solo crecían hasta los60 metros. Hasta ahora, los especialistas desconocen cómo pudieron alcanzar tal tamaño, pero afirman que podría estar vinculado con la lejanía de las áreas urbanas y zonas industriales.

Otra teoría es que sean una"especie pionera", es decir, la primera que habitó el área tras algún tipo de devastación.

Cada uno es capaz de retener la misma cantidad de carbono que una hectárea promedio de selva tropical, más o menos hasta 40 toneladas, lo que equivale a lo que absorberían entre 300 y 500 de sus pares más pequeños.

"Nuestro descubrimiento significa que la vasta selva podría ser un sumidero de carbono mayor de lo que se pensaba", aseguran Jackson y Rifai.


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