Comentario: Manifestantes de Hong Kong impactan al mundo con sus abominables tácticas

NICOSIA, 16 ago (Xinhua) -- Durante la última semana, las actividades de Hong Kong se han visto interrumpidas de arriba abajo por radicales vestidos de negro empeñados en generar caos y destruir la economía.

En todas partes la vida pública ha sido severamente perturbada.

Con este clima, no extraña que el público busque cada vez más la restitución del orden y la normalidad en este territorio alguna vez tranquilo de China.

La comunidad internacional también está observando con creciente consternación la frenética violencia masiva bajo la cual los radicales arrojaron rocas, usaron bombas de gasolina y dispararon hondas y armas de aire comprimido.

Incluso Bonnie Leung, una organizadora clave de las protestas, se vio obligada a dar un paso atrás y reconoció públicamente en la radio británica que hay "manifestantes radicales" entre sus filas.

Este reconococimiento se produjo después de que la presentadora de la BBC, Razia Iqbal, afirmó: "Resulta objetivamente factual que los manifestantes están cada vez más violentos".

Las protestas en el aeropuerto a principios de esta semana no solo hicieron tambalear a la industria aérea, sino que aterrorizaron a turistas, empresarios, familias y otros que fueron arrastrados innecesariamente a formar parte de esta batalla.

En un enfrentamiento especialmente desagradable, los manifestantes gritaron a un pasajero que llevaba un niño. También insultaron a otros pasajeros, mientras que un periodista del continente chino quedó gravemente conmocinado después de ser atado a un carrito de equipaje y agredido físicamente.

Incluso el periódico británico The Guardian observó que "no era la primera vez que los manifestantes usaban tácticas violentas". El diario informó que "han sido vistos en varias ocasiones arrojando ladrillos y otros artículos a la policía antidisturbios, mientras que un agente de policía resultó herido por una bomba de gasolina el fin de semana".

En los últimos días, los llamados del Gobierno a la calma en Hong Kong han contrastado fuertemente con la despectiva arrogancia de aquellos que destrozan las calles, quienes, al parecer, no tienen el coraje, la integridad ni el respeto de sus conciudadanos para comprender el daño que están generando.

Si las tensiones continúan aumentando, la perspectiva de mayores repercusiones económicas parece inevitable. Y eso, según varios observadores, sería idóneo para los manifestantes en tanto continúan arrastrando a Hong Kong a una crisis más profunda.

La violencia mafiosa conduce a una mayor violencia colectiva.

Los 7 millones de ciudadanos de Hong Kong, con sus nervios alterados y su creciente ansiedad, continúan siendo rehenes de una pequeña camarilla de radicales cada vez más violentos.

Hoy en día la prioridad absoluta es aliviar su sufrimiento con un retorno a la normalidad. Fin