Reportero agredido en Hong Kong reitera su afecto a la región

El periodista del Global Times Fu Guohao (derecha) responde a las preguntas de la prensa en el Hospital Princesa Margarita en Hong Kong el 14 de agosto de 2019.

Fu Guohao, reportero de Global Times digital que fue maniatado con tiras de plástico y abusado física y verbalmente por un grupo de manifestantes en el aeropuerto internacional de Hong Kong el martes, fue dado de alta del hospital Princesa Margarita el mediodía del miércoles.

Fu tuvo un encuentro con los medios a su salida del centro en los Nuevos Territorios de la Región Administrativa Especial de Hong Kong. Pese a los moretones en el rostro, la víctima señaló que no sufrió heridas graves, agradeció al público por su atención y reiteró su amor a Hong Kong.

Fu llegó a la región especial para cubrir las masivas protestas. La toma del aeropuerto desde el viernes ha paralizado los vuelos por 2 días.

Con un chaleco amarillo que identifica a la prensa, el joven tuvo los brazos y las piernas atadas con lazos de plástico durante casi una hora, con linternas que alumbraban su rostro. Un video del incidente, que circuló en las redes sociales, muestra a sus captores pidiéndole su credencial de periodista y acusándolo de fingir serlo, luego le quitaron el chaleco y registraron sus maletas.

En medio de la conmoción, Fu gritó: "Apoyo a la policía de Hong Kong. Podéis pegarme ahora”.

Los médicos lo liberaron, pero la muchedumbre continuó golpeándolo mientras era trasladado en una ambulancia, como se observa en las imágenes.

El incidente provocó el rechazo nacional. Poco después de los hechos, el editor en jefe de Global Times, Hu Xijin, confirmó en su cuenta de Weibo su calidad de reportero en el medio.

Sostuvo que el ataque fue algo "desvergonzado" y "cobarde", e instó a los detractores, a quienes calificó de "turbas" a cumplir con el principio básico de respeto y de abstenerse de perjudicar a los periodistas.

"Si estos radicales en Hong Kong pueden llevar a cabo una brutal persecución a la prensa, entonces díganme, ¿deberíamos dejar de llamarlos mafiosos o terroristas?", afirmó.

La Asociación de Periodistas de China condenó enérgicamente el miércoles la agresión y expresó su simpatía y respeto por Fu.

Asimismo, apuntó que los derechos personales y los de las personas que ejercen la labor mediática no deben ser violentados de ninguna manera. El vejamen que sufrió el reportero causó heridas y fueron crímenes violentos, recalcó. Dichos actos van en contra de los derechos e intereses legítimos del gremio, lo desafían e insultan a nivel internacional, así como a la libertad de prensa, aseveró la institución.

Añadió que trabajará firmemente para salvaguardar los derechos de sus asociados a realizar entrevistas, con un respaldo contundente a su labor. También exhortó a las partes pertinentes a sancionar como es debido a quienes ponen en peligro la seguridad de los periodistas y su derecho al trabajo.

En una carta dirigida a Hu de Global Times, la Asociación de Veteranos de Medios de Hong Kong condenó lo ocurrido a Fu. La organización de más de 1000 miembros acotó que el joven ha demostrado al mundo su profesionalismo.

La Federación de Periodistas de Hong Kong se unió con una fuerte condena y calificó de inaceptables tales actos atroces, especialmente en el aeropuerto de la ciudad, un lugar muy transitado por viajeros internacionales.

La Sociedad de Periódicos de Hong Kong dejó sentir su profunda preocupación por el hecho de que “muchos reporteros hayan resultado lastimados en el ejercicio de su profesión en los últimos meses", incluido el estar sujetos a "insultos y maltratos por interrumpir la voz de denuncia". Agregó que la situación, como lo demuestra lo sucedido en el aeropuerto, empeora día a día.

La Alianza Democrática para la Mejora y el Progreso de Hong Kong destacó que lo que sufrió Fu fue brutal e imprudente. Manchó la reputación de Hong Kong en la comunidad internacional, aseveró el mayor partido político de la ciudad en una nota.

La Federación de Sindicatos, el más grande de la región, denunció al igual lo acontecido y lo tildó de ilegal y de desafío al estado de derecho, la moral y la ética de la metrópolis.