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spanish.china.org.cn | 11. 02. 2019 | Editor:Elena Yang [A A A]

Cambios en el papel de los caballos tibetanos reflejan la modernización de la región

Palabras clave: meseta tibetana


En los tiempos antiguos en la meseta tibetana, como describe una narración tradicional, cualquier miembro de una tribu que ganase una carrera de caballos podría considerarse apto para ser nombrado jefe.

Ya no es así en los tiempos modernos. Sin embargo, Urgyen, ataviado con su sombrero, una camisa verde y pantalones rojos, fue rodeado por centenares de vecinos que lo querían felicitar tras triunfar en una carrera de caballos en la prefectura de Ngari, en la región autónoma del Tíbet, en el suroeste de China.

La epopeya del rey Gesar cuenta la historia de un semidiós tibetano del siglo XI que derrotaba a sus enemigos a lomos de su caballo y ayudó así a salvar a su pueblo. La leyenda ha sido transmitida de forma oral por cantantes y muchas veces por pastores y campesinos analfabetos.

La narración es muy conocida entre los tibetanos y se cree que es la razón por la cual todavía se hacen competiciones de carreras de caballos en el Tíbet.

"Voy vestido igual que se describe que iba vestido el semidios en la epopeya", dijo Urgyen, de 32 años de edad.

Tras su victoria ha pasado a ser el orgullo de su pueblo natal y una de las personas más respetadas entre los vecinos.

Los tibetanos, que viven en el "techo del mundo", dependían en el pasado de los caballos para el transporte. Urgyen todavía recuerda claramente que en su infancia la gente "no podía ir a ningún sitio sin caballo".

"En la década de los años 70 montábamos a caballo tanto tiempo que nadie podía caminar cuando finalmente descabalgábamos", señaló Darlha, un funcionario de las autoridades locales.

Desde 1990 los caballos se han ido alejando del centro de la vida de la meseta, pues la mayoría de los poblados están conectados a las redes de caminos modernos en la actualidad.

"Todos tienen motocicletas y autos ahora. Ya no viajamos a caballo", manifestó Urgyen, que añadió que él se desplaza a las pistas de las competiciones en coche y con su caballo en un remolque.

"Antes llevaba días, pero ahora solo algunas horas", destacó.

La familia de Urgyen tenía una docena de caballos, que se han reducido ahora a cuatro, que usan solo para las competiciones.

Chogyal Sangmo vive en una aldea vecina. Ni siquiera recuerda cuándo empezó a montar a caballo y relata que lloró cuando su padre decidió vender todos sus caballos cuando ella era adolescente.

Hace unos años se convirtió en la primera mujer de su aldea que obtuvo una licencia de conducción.

Cuando Sangmo condujo desde Lhasa, capital del Tíbet, localizada a más de 1.000 kilómetros, sus vecinos le ofrecieron un 'hada' (un pañuelo ceremonial tradicional tibetano) para mostrar su admiración y sus bendiciones.

"Les pareció increíble", destacó la mujer.

Quienes tienen caballos de carreras fuertes gozan de mucho respeto en las praderas, ya que son un símbolo de gran riqueza. El caballo campeón de Urgyen está valorado en 30 yaks o 300.000 yuanes (unos 44.774 dólares), pero él siempre rechaza las ofertas de compra.

En algunos lugares, no obstante, los caballos han recuperado su estatus como modo de transporte.

Gyumey Dorje vive al pie del monte Gang Rinpoche, una montaña sagrada para los tibetanos y una popular atracción turística. Allí los vecinos ofrecen a los visitantes servicios como montar a caballo o transportar los bultos por la montaña a lomos de estos animales.

"Hago más dinero del que nunca había ingresado", enfatizó Dorje, quien cree que montar a caballo de nuevo puede ayudar a mejorar la vida de los tibetanos.

"El caballo no es ganado común", señaló Ngawang Tenzin, de la autoridad local de cultura. "El cambio en el estatus de los caballos refleja el desarrollo del Tíbet", agregó.


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