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spanish.china.org.cn | 09. 11. 2018 | Editor:Estrella Zhang [A A A]

Pandas se benefician de la adaptación de sus criadores

Palabras clave: pandas, investigadores, crianza

Un criador del la Base de Investigación de Chengdu para la Crianza de Pandas Gigantes en la provincia de Sichuan cuidando un panda recién nacido. 

Cuarenta y ocho pandas gigantes internos nacieron en todo el mundo este año. Cuarenta y cinco están vivos, lo que eleva el número total de pandas internos a 548, resaltó Li Chunliang, subdirector de la Administración Nacional de Bosques y Praderas.

Li reveló estas cifras durante la Conferencia Internacional para la Conservación y Crianza del Panda Gigante y la Conferencia Anual del Comité Chino de Técnicas para la Crianza del Panda Gigante 2018 celebrada en Chengdu, provincia de Sichuan, el jueves.

Treinta y una de las crías pertenecen al Centro de Investigación y Conservación de China para el Panda Gigante, 11 a la Base de Investigación de Chengdu sobre la Crianza de Pandas Gigantes y tres al Zoológico de Beijing, detalló.

Las conferencias, organizadas por la administración y los gobiernos provinciales de Sichuan, Shaanxi y Gansu, han atraído a expertos de pandas nacionales y extranjeros para comparar puntos de vista y conocimiento sobre la protección y la reproducción de pandas, la prevención de enfermedades, la devolución de pandas a la vida silvestre natural y la protección de animales de compañía.

Los participantes en las conferencias elogiaron la alta tasa de natalidad. Anteriormente, el mayor obstáculo era que los pandas internados no tuvieran ningún deseo de aparearse, además la supervivencia era difícil para cualquier cachorro que naciera, relató Zhang Hemin, subdirector del centro de investigación.

En aquel entonces, los investigadores no entendían los hábitos de los pandas. Pensando que preferían una vida solitaria, los investigadores mantuvieron a los animales aislados en pequeñas guaridas y los alimentaron solo con bambú.

Como resultado, los pandas se deprimieron, narró Zhang.

La alternativa fue que los investigadores brindaron a los pandas cautivos más oportunidades para comunicarse socialmente y jugar.

Pandas machos y hembras intercambiaron de guaridas con el fin de familiarizarse con el olor del sexo opuesto.

En la naturaleza, los pandas comen bambú. Buscan las mejores plantas, aquellas que reciben la luz solar adecuada y brindan la mejor nutrición.

Dado que los investigadores no pudieron proporcionar ese tipo de bambú para los pandas cautivos, estos crearon una galleta rica en oligoelementos y vitaminas, resaltó Zhang.

Los pandas salvajes se mantienen activos durante muchas horas cada día. Para emular su entorno natural, los investigadores intentaron colocar las galletas en lugares que los pandas no podían encontrar fácilmente, con el objetivo de que se movieran.

Además, Zhang reveló que, con el fin de proveerles de más actividad física y entretenimiento, hubieron de congelar las frutas que les daban como alimento. Así, los pandas tenían que jugar con ellas hasta poder descongelarlas e ingerirlas.

Se estima que antaño, muchos cachorros de panda recién nacidos murieron a causa de abandono. En los pandas gigantes es usual el nacimiento de gemelos; en estos casos la madre terminaría cuidando a uno solo.

Una madre panda primero intentaría cuidar a los dos cachorros, pero cuando sea evidente que no pueda atender a las dos crías al tiempo, abandonará a uno. Si ella intentara apoyar a ambos, ambos morirían, confesó Zhang. Los investigadores no sabían cómo manejar el problema del abandono, y la tasa de mortalidad era alta.

La estrategia para solventar este problema fue un poco astuta y un poco engañosa para la madre. Primero tomarían a la cría abandonada y la alimentarían con leche y posteriormente lo intercambiarían con el cachorro favorecido de vez en cuando. De esa manera, la madre sacaría las dos crías adelante sin darse cuenta.

Dichas estrategias sin duda han favorecido la conservación de la especie, concluyó Zhang.


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