Macedonia quiere cambiar su nombre

En 2012, un informe de la Unión Europea (UE) indicaba que 500.000 macedonios residían en el extranjero; más de un cuarto de su población de 2,1 millones de habitantes. El país tiene una tasa de desocupación del 22% y ha atravesado por décadas de rezago económico.

Siendo así las cosas, parece que el principal obstáculo para adoptar el nombre de Macedonia del Norte, sería el desconocimiento del censo electoral y por ende de los umbrales de participación.

Mientras que un "sí" podría cambiar drásticamente el panorama nacional; más que ser una simple formalidad. Lo más importante, es que confirmaría la voluntad de reconciliación con Grecia para abrir el camino de la integración en la OTAN y de las negociaciones de adhesión a la UE.

¿Por qué Grecia?

El conflicto con Grecia comenzó en 1991, cuando Macedonia proclamó su independencia de Yugoslavia. Por aquel entonces y hasta ahora, Atenas no quería que el país llevara el mismo nombre que su región septentrional. Los helenos acusaban al naciente país de querer apropiarse de su patrimonio, especialmente el de Alejandro Magno.

Los macedonios entraron en la ONU con el nombre de "Antigua República Yugoslava de Macedonia". El veto griego les cerró las puertas de la OTAN y de la Unión Europea, mientras la derecha nacionalista al poder en Skopie mantenía una línea dura.

En 2017, la llegada al poder de los socialdemócratas, apoyados por los partidos albaneses, cambió la situación. El Gobierno cerró un acuerdo con los griegos en julio para convertir el país en la "República de Macedonia del Norte".

Aunque la votación favorable en el referéndum del 30 de septiembre no es suficiente para tomar una decisión, el primer ministro, Zoran Zaev, insiste en el carácter consultivo del referéndum y sería el Parlamento quien tomaría la última palabra. Aunque, con una mayoría de dos tercios de la que no dispone la coalición gobernante. Se necesitará por tanto el visto bueno de una parte de la derecha (VMRO-DPMNE), que está dividida sobre esta cuestión.