Policía rompe huelga de trabajadores en el subterráneo de Buenos Aires

Los trabajadores del subterráneo de Buenos Aires llevaban a cabo una huelga desde hace cuatro semanas exigiendo un aumento salarial. Este martes se había anunciado la interrupción de las líneas H y E hasta el mediodía. Ante el anuncio, el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, decidió romper la huelga por la fuerza.

Decenas de policías antidisturbios irrumpieron en las vías de una estación de la línea H y haciendo uso de la fuerza, procedieron a desalojar a los sindicalistas que impedían que salieran los trenes.  La protesta subsecuente dejó como resultado 16 trabajadores detenidos, entre ellos el líder gremial Néstor Segovia.

A través de un comunicado, la secretaría de Seguridad porteña dio a conocer que los 16 detenidos se encuentran privados de su libertad bajo cargos de "resistencia a la autoridad y afectación del servicio público". La empresa concesionaria, Metrovías, había dispuesto unos servicios mínimos que el sindicato boicoteó. "Uno de los delegados se sentó en un extremo del andén y cuando el subterráneo frenó se metió dentro de la cabina", detalla el comunicado. Continúa: "los trabajadores se tiraron a las vías" para obstaculizar el servicio de emergencia.

Participantes de la protesta de la Asociación Gremial de los Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP – Metrodelegados) dieron testimonio del exceso de fuerza bruta con el que procedieron los antimotines y la retalación, al parecer, no se hará esperar y redoblaron la apuesta: huelga total del servicio "hasta que todos los trabajadores del subte sean liberados". A esta hora un nutrido grupo de trabajadores también se encuentra apostado a las afueras de la comisaría donde permanecen detenidos sus compañeros.

La razón de la protesta es meramente económica. Los Metrodelegados se oponen al aumento salarial del 15% en tres plazos negociado para este año en el sector por considerar que perderán poder adquisitivo frente a la inflación.

En la memoria de los argentinos está aún muy presentes los 38 muertos durante las manifestaciones multitudinarias de diciembre de 2001, en medio de la peor crisis económica y social de la historia reciente del país.

Aunque los autobuses incrementaron la frecuencia, no dieron abasto con el millón de pasajeros que viajan a diario en el metro. Durante la hora pico se formaron filas enormes en cada parada y muchos buses ni siquiera se detenían tras exceder el máximo de su capacidad.