Fráncfort se queda sin la Autoridad Bancaria Europea, que se instalará en París

fuente: elmundo.es

Sin estridencias ni bravuconadas ni atención mediática. Con una campaña discreta y un buen puñado de suerte, Emmanuel Macron se ha apuntado un fantástico tanto al lograr que París se vaya a convertir en la nueva sede de la Autoridad Bancaria Europea. Fue una sorpresa absoluta: ni Fráncfort, la gran favorita, ni Dublín, la segunda en todas las quinielas. "Es el reconocimiento de los atractivos y el compromiso europeo de Francia. Feliz y orgulloso de nuestro país", celebró el galo en un mensaje en su cuenta de Twitter.

La gran jugada, que propició David Cameron con su referéndum suicida y que empezó a mover François Hollande, la culminó el lunes el presidente de la República, abriendo de forma clara la puerta a las entidades de la City que tras la consumación del Brexit, en marzo de 2019, teman perder el codiciado pasaporte europeo. Lloyd Blankfein, consejero delegado de Goldman Sachs, había anunciado horas antes en una entrevista con Le Figaro, antes de la designación, que la firma desplazará negocio y empleados hacia dos hubs, uno en Fráncfort y otro precisamente París, como preparación para el Brexit.

El sistema de votación era muy abierto y propicio para sorpresas, pero Fráncfort era indiscutiblemente la gran favorita. Por el poderío alemán, el interés de Merkel (en una semana para olvidar) y el hecho de que tanto el BCE como el supervisor único europeo estuvieran ya allí. Dublín contaba también con buenos informes y se movió de forma muy activa estos meses. Era la gran apuesta tras Brexit y una salida de consenso para los empleados, con un desplazamiento en teoría menos traumático, por lo menos en lo que al idioma se refiere.

Pero la capital financiera quedó claramente eliminada en la segunda ronda, al recibir únicamente cuatro votos, muy detrás de los 10 de la francesa y los 13 de la irlandesa. Pintaba bien para los dublineses, les bastaba un solo voto de los que se habían decantado por la alemana, pero no ocurrió. En la última ronda, empate a 13, con la abstención eslovaca, y de nuevo un tenso sorteo en el que la mano inocente y temblorosa del ministro estonio hizo historia. "Pueden contar con el apoyo del Estado para hacer de estar relocalización un éxito al servicio de una regulación europea justa y eficaz", garantizó el Elíseo. Cambia la sede, pero la institución y los desafíos seguirán ahí. Los errores pasados, como la debilidad de los test de estrés, también, por mucha grandeur que se prometa.