Imagen del 31 de agosto de 2017 de un hombre llevando a su hijo en una bicicleta a través de uno de los pasillos del asentamiento conocido como Villa 31, en Buenos Aires, capital de Argentina. La atenuación de las desigualdades sociales en Buenos Aires constituye un desafío para el gobierno local, a partir de una integración social y urbana con posibilidades para todos, sobre todo para quienes habitan en las zonas pobres. Los habitantes de zonas pobres deben tener las mismas posibilidades de desarrollo que la gente de otras áreas de la ciudad, razón por la cual el gobierno local trabaja "en tres dimensiones: salud, trabajo y educación", dijo en entrevista a Xinhua el secretario de Integración Social y Urbana de Buenos Aires, Diego Fernández. En la capital argentina viven 2,89 millones de personas, de las cuales unas 280.000 lo hacen en asentamientos precarios como la Villa 31, asentamiento donde residen unas 40,000 personas y donde Fernández concedió la entrevista. "Tenemos que trabajar en brindarle a la gente que vive en el barrio 31 (Villa 31) las mismas posibilidades de desarrollo (...) Eso no estaba pasando y estamos trabajando mucho para que pase", explicó el funcionario. Villa 31, que puede ser peligroso para quien no tiene un contacto dentro, es una muestra de la desigualdad de la capital argentina. Está ubicada a sólo 300 metros del exclusivo barrio de Recoleta, el "más parisino" de Buenos Aires y a 10 minutos en automóvil de la Casa Rosada, sede del gobierno federal. Luego de años en los que el asentimiento tuvo un crecimiento sin control, el gobierno local busca urbanizar este espacio, que comenzó a formarse en la década de los 30 del siglo pasado y que en la actualidad se extiende sobre 32 hectáreas. Para financiar las tareas, Fernández dijo que se tienen 150 millones de dólares estadounidenses de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo y 170 millones del Banco Mundial.
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