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spanish.china.org.cn | 24. 07. 2017 | Editor:Eva Yu [A A A]

La creciente complejidad de la relación entre América Latina y el Caribe con China: condiciones y retos

Palabras clave: América Latina, China

Por Enrique Dussel Peters

La reciente relación entre América Latina y el Caribe (ALC) con China ha entrado recientemente en una etapa de “creciente complejidad”, y con importantes efectos en las instituciones y políticas entre la región y China. Por el momento, sin embargo, pocas instituciones públicas, privadas y académicas han reconocido las implicaciones de esta creciente complejidad y, sobre todo, los retos institucionales tanto en ALC como en China.

En el más reciente y dinámico encuentro entre ALC y China desde la década de los noventa del siglo XX –aunque bien se ha analizado por historiadores con la Nao desde el siglo XVI- esta creciente complejidad puede establecerse en al menos cuatro niveles: i) desde los años 1990s, una rápida intensificación de la relación en términos comerciales, convirtiéndose China en la actualidad en el segundo socio comercial de la región aunque con relevantes diferencias entre los países de la región, ii) desde 2007-2008, durante la crisis internacional de aquellos años, masivos flujos de financiamiento y, iii. de salidas de flujos de inversión extranjera directa de China (u OFDI, por sus siglas en inglés) hacia ALC, convirtiéndose desde entonces una fuente muy significativa, en varios años incluso la primera, de financiamiento y, iv) desde 2013, masivos proyectos de infraestructura de China en ALC. Esta interpretación permite comprender –y diferenciar– la creciente complejidad en la relación bilateral y la necesidad de generar instrumentos diferenciados de análisis y evaluación de las respectivas fases y de la relación actual; también permite estructurar la relación bilateral actual –respetando diferencias importantes entre subregiones en ALC y entre países- y, particularmente, diferenciar entre comercio, financiamiento, OFDI y proyectos de infraestructura.

Sobre la relación comercial. Si bien hasta 1992 China representó menos del 1% del comercio de ALC, en 2001 ya había subido hasta el el 2.3% y en 2014 el 12.84%, por encima de la Unión Europea en su conjunto y sólo por debajo de Estados Unidos, cuya participación en el comercio de ALC cayó de 50.87% en 2001 al 37.74% en 2014. Adicionalmente, ALC en la actualidad también se ha convertido en un socio comercial de la mayor relevancia para China: desde hace varios años y hasta 2015 ALC es el cuarto socio comercial en importancia de China, sólo después de Estados Unidos, la Unión Europea y Asia; a nivel de países sólo detrás de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Existen importantes retos bilaterales en este rubro: el creciente déficit comercial de ALC y particularmente la composición de las exportaciones, de bajo valor agregado y con un mínimo componente de innovación, entre otros.

En una segunda fase, desde 2007-2008, China se ha convertido en una creciente fuente de financiamiento y de OFDI. Sobre el financiamiento, existen diversos trabajos, particularmente de Kevin Gallagher que desde hace más de un lustro señala la creciente presencia de los bancos públicos chinos en ALC. Esta presencia también se encuentra altamente concentrada en un grupo de países: tan sólo la República Bolivariana de Venezuela concentró más del 50% de los créditos chinos, aunque Brasil, Argentina, Ecuador y el Estado Plurinacional de Bolivia también han jugado un papel significativo como receptores de créditos. Más de dos terceras partes de estos créditos han estado orientados a proyectos de infraestructura y energía, mientras que la minería lo hizo con más del 25%. El refinanciamiento y reciclaje de la deuda, así como dificultades en el pago por alguno de los deudores ha generado retos importantes recientes.

En una tercera fase, y también iniciada en 2007-2008, China se ha convertido en un exportador significativo de capitales y específicamente en forma de inversión extranjera directa. La OFDI china, desde esta perspectiva, ha tenido un muy significativo impacto en ALC: el recientemente publicado “Monitor de la OFDI china en ALC” publicado por la Red Académica de América Latina y el Caribe (Red ALC-China) destaca que para 2001-2016 el valor de estos flujos acumuló 113,662 millones de dólares y generó 254,722 empleos. Tan sólo en 2016 la OFDI china en ALC alcanzó 10,348 millones de dólares y generaron más de 28,500 empleos. Por país, durante 2001-2016 la OFDI china se concentró mayoritariamente en Brasil, Perú y Argentina, con una participación conjunta del 68.46% de la OFDI y del 62.70% del empleo.

Por último y cuarto rubro, China ha incrementado su relación con ALC a través de masivos proyectos de infraestructura desde 2013, también resultado de la estrategia de Una Franja-Una Ruta. Análisis preliminares de la propia Red ALC-China señalan que alrededor de 80 proyectos de infraestructura por un monto superior a 50,000 millones de dólares han transformado a la región y particularmente a países como Ecuador, cuya matriz energética ha cambiado radicalmente resultado de estos proyectos de infraestructura en cooperación con China. Los principales retos bajo este rubro incluyen aspectos ambientales, diálogos y comunicación con los respectivos sectores sociales y comunidades, así como la posibilidad de que estos proyectos permitan la integración de empresas locales, nacionales y regionales de ALC.

Es en este contexto que el “documento sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe” presentado en noviembre de 2016 por parte de la República Popular China es tan importante. Con base en los compromisos del primer Libro Blanco de 2008, la presente versión destaca “llevar a una nueva altura la asociación de cooperación integral China-ALC”. En este documento se promueve la cooperación a todos los imaginables niveles: partidos políticos, gobiernos regionales, cooperación financiero, cooperación entre gobiernos locales y en el ámbito tecnológico, oceanográfico y del turismo, entre muchos otros. Estos planteamientos reflejan el importante compromiso de China tanto a nivel internacional como para América Latina y el Caribe.

Estos nuevos compromisos del documento arriba señalado está estrechamente vinculado con las recientes experiencia de ALC y China, también en el marco de la Cumbre de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) y su programa de trabajo 2015-2019. Si bien las ambiciosas metas para duplicar el comercio e incrementar significativamente la inversión extranjera directa difícilmente se lograrán, en otros ámbitos como la cooperación comercial y la inversión, así como el establecimiento de parques industriales, coinversión en ciencia y tecnología y la creación de zonas económicas especiales existe un mayor potencial. La CELAC, de igual forma, establece la creación de un grupo de fondos para el financiamiento de estas actividades.

En el contexto anterior la cooperación entre China y ALC ha ido en constante aumento y con buenas expectativas; el reciente reconocimiento diplomática entre China y Panamá también es reflejo de esta profundización y extensión de la relación.

Existen entonces estrategias, políticas e instrumentos importantes entre ALC y China; China también se ha comprometido al financiamiento a través de fondos especializados, así como a través de donaciones, asistencia técnica, financiamiento comercial y otras modalidades. En muchos casos, sin embargo, existen dificultades en la implimentación de estos instrumentos ante la falta de funcionarios, empresarios y académicos capacitados en los respectivos rubros y especializados en la efectiva implementación de estos programas. Sería de particular importancia que tanto ALC como China dieran un paso más –y reflejo de la creciente complejidad en su relación- para definir una “Agenda de Desarrollo en el corto, mediano y largo plazo” y que incluyera al menos los cuatro aspectos aquí desarrollados, así como sus respectivos retos puntuales: comercio, financiamiento, OFDI y proyectos de infraestructura.

El establecimiento de una agenda de desarrollo no sólo permitiría concretar la multipliscidad de instrumentos en estos cuatro rubros, sino que sobre todo permitir un proceso de aprendizaje mutuo mediante instituciones públicas, privadas y académicas: en el caso de la OFDI china en ALC, por ejemplo, múltiples estudios señalan que las empresas requieren de un amplio período para aprender sobre las condiciones de inversión, laborales, fiscales y ambientales, y particularmente en su vínculo con empresas proveedoras locales y nacionales. La cooperación y una agenda de desarrollo, desde esta perspectiva, debiera buscar reducir los tiempos de aprendizaje y permitir que nuevas y futuras empresas reduzcan los costos, amén de las importantes tensiones locales y nacionales que generan proyectos específicos.

El fortalecimiento de las instituciones bilaterales entre ALC y China, desde esta perspectiva, es una condición significativa para lograr el salto cualitativo y el elevamiento a una nueva etapa entre ambas partes. Estos esfuerzos, sin lugar a dudas, son muy promisorias y permitirían concretar con los mejores fundamentos, las estrategias, políticas e instrumentos diseñados.

 

Enrique Dussel Peters es profesor del Posgrado en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Coordinador del Centro de Estudios China-México (Cechimex) de la Facultad de Economía de la UNAM y Coordinador de la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China (Red ALC-China), dusselpeters.com.

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