El conflicto entre fuerzas militares filipinas y rebeldes en la ciudad de Marawi, en la isla de Mindanao, ha tomado tintes internacionales, al conocerse la participación de radicales extranjeros del denominado Estado Islámico.

El fiscal general de Filipinas, José Calida, informó en una conferencia de prensa que de los 31 abatidos se ha logrado identificar a 12, de los cuales la mitad de ellos son nacionales de Indonesia y Malasia.

El ejército considera que los hombres armados en la localidad, pertenecientes al Grupo Maute, protegen al yihadista más buscado del país, Isnilon Hapilon, nombrado emir de la agrupación terrorista en el país del Sudeste Asiático y por quien Washington ofrece una recompensa de 5 millones de dólares.

En la isla de Mindanao, de 22 millones de personas con una minoría musulmana, reina la ley marcial desde que el presidente, Rodrigo Duterte, lo declarara al estallar la violencia el martes en la ciudad de Marawi, de apenas 200.000 habitantes.