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spanish.china.org.cn | 21. 04. 2017 | Editor: Juan Ma [A A A]

Es momento de desterrar la desconfianza y optar por una relación de amistad entre EE.UU. y China

Palabras clave: Es momento de desterrar la desconfianza y optar por una relación de amistad entre EE.UU. y China

Existe una fuerte creencia de que alinearse muy de cerca con China es peligroso. Su base radica en la idea de que las dos mayores economías del mundo están destinadas a ser rivales y estar en constante competencia por el poder y la influencia. Quienes se adscriben a esta corriente de pensamiento alegan que va en contra del interés nacional seguir “alimentando al dragón”, porque las dos naciones medirán fuerzas en los años por venir. La lucha por el poder sobrepasa la cooperación en el largo plazo y una relación amistosa con China es más destructiva que beneficiosa, pero esta forma de ver las cosas pasa por alto los verdaderos lazos bilaterales.

¿Cuál es esa realidad? Por un lado, China no tiene intenciones de competir con Estados Unidos por una etiqueta de “superpotencia”, su objetivo es sentar las bases de una seguridad en común y no exclusiva. El presidente chino, Xi Jinping, ha recalcado en varias oportunidades que su país nunca irá tras la hegemonía o la expansión. A medida que crece, podría devenir el motor propulsor en su región; o si Washington deja un vacío en el escenario mundial, China podría bien llenarlo, pero eso no significa que Beijing busque directamente medirse con su par norteamericano en poder e influencia. China ha promovido por largo tiempo el principio de un vínculo pacífico entre naciones desarrolladas basado en el mutuo respeto y en la cooperación de beneficio compartido. Encontrar maneras de materializar esta estrategia es algo que va de acuerdo con el interés de todos los países.

El problema es cómo las potencias perciben las intenciones de sus pares. Estados Unidos, por ejemplo, tiende a optar por la antigua forma de ver las relaciones bilaterales; no obstante, si China es vista como un rival de importancia, entonces los lazos tendrán un impacto negativo. “La manera cómo Estados Unidos y China perciban las intenciones estratégicas de cada una, afectará directamente sus políticas y relaciones”, subrayó el mandatario chino en un discurso ofrecido en la ceremonia de apertura de la sexta ronda de Diálogo Económico y Estratégico China-Estados Unidos y la quinta ronda de Consultas de Alto Nivel en Intercambios Personales en julio de 2014.

Un temor exagerado de las intenciones puede en sí mismo ser una fuente de conflicto. Mientras las relaciones bilaterales se mantienen fuertes y crecen aún más sólidas, a menudo se ven obstaculizadas por la falta de confianza. Las potencias por lo general sospechan la una de la otra porque justamente la desconfianza es grande entre ellas. Para reducir el miedo existente, obviamente se necesita reforzar la confianza. Un lazo amistoso con China puede incrementar la seguridad bilateral así como mundial.

Los recientes acontecimientos son una señal que el nivel de confianza entre ambos países ha mejorado pese a las dificultades. En el último encuentro entre el presidente Xi Jinping y su homólogo estadounidense, Donald Trump, ambos líderes acordaron crear un mecanismo de diálogo de alto nivel en cuatro frentes, con el fin de lidiar con temas relevantes en seguridad, economía, ciberseguridad y cumplimiento de las leyes, así como intercambios entre pueblos. Ambas partes catalogaron la reunión en Mar-a-Lago como “positiva y fructífera”.

La exitosa cumbre muestra que las relaciones bilaterales pueden manejarse y que tanto Beijing como Washington pueden beneficiarse de un vínculo fortalecido. Es momento de rechazar el temor de una China fuerte y aceptarlo, es una estrategia racional que a la larga potenciará los beneficios mutuos y promoverá una paz y estabilidad duraderas.

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