Con esta idea, You planteó crear una fábrica en la aldea para procesar y vender los hongos silvestres de la zona. El proyecto permitía aprovechar las ventajas únicas de la tierra y, al mismo tiempo, ayudar a crear empleo para que los vecinos saliesen de la pobreza.
Dicho y hecho. La pareja empezó a trabajar sin ninguna demora en cuanto regresaron a Nyingchi. Pero no todo fue fácil y tropezaron con muchas dificultades, más duras y complejas de lo que imaginaban.
Al principio, excepto un taller viejo de 100 metros cuadrados, casi no tenían nada, ni experiencia, dinero o productos ni logo, marca comercial o canales de distribución.
"Pero, solo teníamos una posibilidad, es decir, no teníamos más opcion que perseverar, perseverar hasta el final. Todavía estamos perseverando; también queremos hacerlo así y también debemos perseverar porque siento que lo que hacemos es una cosa con mucho significado", afirmó Tashi.
Por su parte, You también insistió en que, a medida que el gobierno y los consumidores den más importancia al problema de la seguridad alimentaria, la demanda de productos naturales, sanos y con garantía de seguridad va a crecer mucho dentro y fuera del país.
En este contexto, según la joven empresaria, siempre que ellos prioricen la seguridad de sus productos, actualicen sus modos de gestión y tecnologías y aprovechen la ventaja que representan los ricos recursos naturales del Tíbet, su empresa podrá, tarde o temprano, abrir sus canales de distribución y expandir su mercado.
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