Estudiantes extranjeros asisten a una feria de trabajo en la zona tecnológica de Zhongguancun en Beijing el 23 de marzo.

Cuatro meses antes de obtener su maestría en informática, el irlandés Gareth Lacey recibió una oferta de trabajo de una empresa tecnológica en el Silicon Valley de Beijing.

Puede que no sea algo muy relevante para una persona con posgrado, pero el ofrecimiento no fue fácil.

Hace poco que China descartó el requerimiento de experiencia laboral previa para egresados de posgrado extranjeros, abriendo toda una gama de posibilidades, especialmente para quienes buscan continuar su educación en China.

Antes era casi imposible para los estudiantes internacionales conseguir un empleo tras graduarse. El requisito de 2 años de experiencia era obligatorio en la mayoría de los casos.

Lacey, alumno del Instituto Tecnológico de Beijing y uno de los primeros en beneficiarse de la nueva política, describió la medida como un “buen cambio” para él y muchos de sus compañeros en situaciones similares.

Según una circular emitida por el Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social, el Ministerio de Asuntos Extranjeros y el Ministerio de Educación en enero, los estudiantes extranjeros con posgrados de universidades chinas o internacionales de renombre son susceptibles de contratación dentro del año tras finalizar su programa. Quienes logren un puesto recibirán un permiso de trabajo de un año que podrá extenderse por un máximo de 5 años.

Lacey indicó que el mercado laboral chino es muy atractivo para los extranjeros que buscan empleo gracias a los salarios competitivos y al relativamente bajo costo de vida.

El director de la oficina de alumnos internacionales del Instituto Tecnológico de Beijing, Wang Ying, apuntó que la zona tecnológica de Zhongguancun en la capital aplicó la iniciativa a manera de prueba el año pasado y que en general fue bien recibida.

Los candidatos no dudaron en aprovechar la oportunidad, agregó Wang. El 2016, su centro organizó 11 ferias de trabajo para estudiantes extranjeros, todas ellas coparon las expectativas. Grandes empresas como Huawei estuvieron entre los ofertantes.

El encanto por un puesto de trabajo en China no solo se limita a grandes metrópolis como Beijing, Shanghai o Shenzhen.

Ayaz Ali, un aspirante a doctorado pakistaní del Instituto de Medio Ambiente y Recursos del Noroeste, afiliado a la Academia China de Ciencias, sostuvo que su sueño es laborar en Lanzhou, provincia de Gansu.

Añadió que además de participar en la más importante investigación sobre criosfera del mundo, considera que la cultura local se acomoda a su condición de musulmán. La provincia cuenta con una importante población musulmana y los rituales del Islam se practican con frecuencia.

Ali resaltó que muchos de sus compatriotas vienen a estudiar a China, pero solo algunos han sido capaces de quedarse después de graduarse, motivo de preocupación para muchos en dicho círculo.

"Después de todo, es también muy difícil encontrar un empleo en nuestro país”, recalcó.

El director de la oficina de alumnos internacionales de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing, señaló que la flexibilización de los requisitos laborales para estudiantes extranjeros ayudará a revitalizar China a través de un avance en el área de recursos humanos.

Agregó que la fuerza laboral extranjera ofrecerá ventajas a las empresas chinas en su camino hacia la apertura al exterior.

Para abrir su mercado, China también ha facilitado la obtención de residencia y ha implementado políticas de entrada más flexibles para los foráneos. El año pasado, 1.576 de ellos consiguieron su residencia permanente en el país, una aumento del 163% en comparación al 2015.