Francia se prepara para elegir a su próximo presidente el 23 de abril y para ir calentando motores, este lunes los aspirantes al cargo más importante del país participaron en un intenso debate donde la representante de la extrema derecha, Marine Le Pen, fue el principal blanco de las críticas.

El candidato de centro, Emmanuel Macron, segundo en las encuestas tras Le Pen, acusó a su rival de instar a la separación en momentos en que se tocaba el tema del burkini, el traje de baño que utilizan algunas musulmanas y que creó controversia en el país el verano pasado.

Por su parte, la cabeza del Frente Nacional exigió "fronteras nacionales" y subrayó que "no se puede confiar en una Grecia arruinada o una Italia sumergida para controlar un flujo [de migrantes] que llega de manera continua".

En tanto, el aspirante de derecha, François Fillon, intentó impulsar su alicaída campaña centrándose en el programa liberal que le dio la victoria en las primarias de su partido.

El conservador, hasta hace poco gran favorito para ocupar el Elíseo, fue acusado la semana pasada por desvío de fondos públicos y apropiación indebida de bienes sociales por el caso de contratación ficticia para su esposa e hijos como asistentes parlamentarios.

Los sondeos dan a Le Pen y Macron como favoritos para suceder al impopular presidente socialista François Hollande, quien renunció a un segundo mandato. Sin embargo, el alto número de indecisos, casi el 40% según las últimas encuestas, hacen de estos comicios uno de los más imprevisibles de la historia del país.