Tras el respiro político del Carnaval, los brasileños volvieron a la carga y salieron a protestar el miércoles en diferentes puntos del país contra las medidas de austeridad propuestas por el cada vez menos popular Gobierno de Michel Temer, para contrarrestar la aguda crisis económica.

En São Paulo, la capital financiera del país, se suspendió gran parte del servicio de transporte público y una multitudinaria marcha bloqueó la principal arteria de la ciudad, la Avenida Paulista.

Es ahí donde el expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, no perdió la oportunidad y se alzó una vez más como el principal contrincante político de Temer con un discurso que daba señas de su intención de postular a las elecciones presidenciales de 2018. “Quien piense que el pueblo está contento se equivoca. Este pueblo solo va a parar cuando hayan elegido un líder democráticamente”, precisó.

En su alocución Lula se refirió a uno de los proyectos estrella del Gobierno: la reforma de las pensiones, la cual podría aumentar la edad de jubilación de los brasileños de 58 a 65 años. “Temer está poniendo fin a un derecho a la jubilación que tenemos todos solo porque él no sabe cómo es la vida de un profesor ni lo que ocurre en un aula”, señaló una profesora en São Paulo.

En Rio de Janeiro se vivió un ambiente similar. “Lo que me trae aquí es la angustia de ver a la población en la miseria. Estoy aquí por la empleada doméstica, por el trabajador de campo y por el barrendero”, explicó uno de los asistentes a la marcha de 53 años. Horas después, la policía tuvo que utilizar bombas de gas e incluso tiros para controlar a la muchedumbre.

En tanto, Temer declaró esta semana que dichos cambios son la única forma de salvar al país "del colapso", "La reforma es fundamental para Brasil. Creo que estas personas han venido porque les falta información. Tal y como están implementadas las pensiones es insostenible para el erario público", recalcó el presidente en ejercicio.