El fin del sistema sanitario creado por el expresidente Barack Obama en Estados Unidos ha dado pie a una reforma que supondría la pérdida del seguro médico para 24 millones de personas en 10 años, con la consecuente reducción del déficit en $337.000 millones. Una medida que de seguro unirá a los demócratas y a los republicanos moderados quienes ya han manifestado su rechazo a una política que vaya en contra del interés de su electorado.

La Oficina Presupuestaria del Congreso, institución no partidista y cuyos estudios gozan del crédito general, realizó el cálculo cuya publicación provocó rápidamente el desacuerdo de la Casa Blanca.

El proyecto legislativo republicano elimina la obligación de tener seguro médico, congela el programa para los más desfavorecidos (Medicaid) y elimina el sistema impositivo que permitió la ampliación de la red asistencial con Obama. Asimismo, favorece las desgravaciones fiscales en función de la edad y la compra libre de pólizas.

Las asociaciones médicas han advertido que su puesta en práctica significará una merma en la atención sanitaria y perjudicará a 28 millones de personas que aún no cuentan con un seguro. “La cobertura médica será más cara o totalmente inasequible para los más pobres. Es un proyecto que reduce la atención a los más vulnerables”, resaltó en un comunicado la Asociación Americana de Hospitales.