A pocas de horas del voto parlamentario británico que autoriza a Theresa May iniciar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, anunció que la próxima semana pedirá permiso al Parlamento de Escocia para convocar un segundo referéndum de independencia, entre el 2018 y el 2019.

El argumento de Sturgeon es que los escoceses tienen “derecho a elegir entre un Brexit duro o un país independiente” ya que mientras el retiro se impuso en el Reino Unido en su conjunto, en Escocia ganó la permanencia en el bloque 62% a 38%. Asimismo criticó a Londres por no atender el deseo escocés de mantener el nexo con con la Unión y con el mercado único.

Es irónico que la postura de Sturgeon ofrece el mismo razonamiento utilizado por los brexiters en su momento. Esto es que Escocia separada del Reino Unido será “más fuerte económicamente y más justa”, aunque las cifras indican lo contrario: Sus ventas a la UE representan solo una cuarta parte de las del resto del Reino Unido

May, quien hizo una campaña de perfil bajo a favor de la permanencia, ha virado hacia la posición más dura de su gabinete, los ministros Boris Johnson, David Davis y Liam Fox, y en contra de lo que esperaban los mercados y su propio ministro de Economía, ha decidido apartarse del mercado único, de la unión aduanera e incluso salir del bloque sin acuerdo si las negociaciones no van según lo planeado.