Bogotá sufrió la mañana del domingo un atentado con bomba en la zona de La Macarena, un tranquilo barrio tradicional en el que se encuentra la plaza de toros de Santamaría. La explosión dejó 31 heridos entre efectivos del orden y civiles.

Diversas asociaciones protectoras de animales y grupos políticos de izquierda habían organizado desde el mes pasado protestas contra la Fiesta, las mismas que terminaron en enfrentamientos violentos. Por lo que el gobierno de la ciudad desplegaba 1.200 policías cada tarde de domingo para proteger a los aficionados.

Por su parte el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, el general Hoover Penilla, descarto en declaraciones a Caracol Radio que haya sido un colectivo antitaurino el responsable.

El perpetrador habría dormido la noche anterior en un hostal cercano, para luego al promediar las 10:40 detonar el artefacto y toda apunta a que el ELN podría estar implicado. En las últimas semanas el grupo hizo estallar dos explosivos en la capital colombiana.

"Me imagino que es el ELN que es el único que tiene la capacidad para hacer un atentado así, aprovechando la concentración de policías y la corrida", aseguró a El Mundo Francisco Santos, un amante de los toros y exvicepresidente del gobierno.

Desde hace unos días las autoridades estaban en alerta porque el ELN estaba conmemorando las muertes de dos de sus fundadores, el cura español Pérez y el sacerdote Camilo Torres.

Las reacciones no se han hecho esperar. El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha mostrado su solidaridad con las víctimas del atentado.