Zhang Hexian, de 94 años y apodada anciana de artes marciales, sigue entrenando esta disciplina desafiando su avanzada edad en el pueblo Liyang de la ciudad de Ningbo, provincia oriental china de Zhejiang.
Empezó a dedicarse al Wushu desde que apenas tenía cuatro años. Se levanta a las cuatro en la madrugada y se acuesta a las seis por la tarde, horario que ha mantenido sin cambio durante las últimas nueve décadas.
Zhang, que insiste en vivir a solas a pesar de tener varios hijos, acude diariamente a un mercado al aire libre a tres kilómetros de su casa por la mañana, y conforme regresa, labora en el campo junto con otros ancianos del pueblo.
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