Por Jorge Fernández

El presidente Xi Jinping buscará hacer de la relación chino-suiza un bastión para la defensa de los asociaciones comerciales y un ejemplo a seguir para Europa, América y el mundo.

La visita del presidente Xi Jinping a Suiza, precedida por la asistencia inédita de un mandatario chino al Foro Económico Mundial de Davos, anuncia al mundo el papel que China asumirá este 2017 en la lucha contra el proteccionismo.

El año que pasó encarnó un revés a los esfuerzos de la comunidad internacional, primero con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y posteriormente, con la ola proteccionista que se avista tras la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

De cara a una reagrupación de los opositores al libre comercio en Europa y en América, China enfatiza como fórmula a seguir una mayor integración y mejora en la calidad del crecimiento, propuestas aupadas por el despliegue de políticas orientadas a la apertura y al libre comercio.

Con la firma en 2014 de un tratado de libre comercio entre China y Suiza, decenas de corporaciones chinas han encontrado en Suiza el terreno idóneo para incubar nuevas ideas, al tiempo que se nutren con nuevas tecnologías en sectores como el de las telecomunicaciones, la energía solar o la consultoría, materializando el propósito fundamental de la estrategia china de salir al exterior.

Suiza es el primer país con el que China incorpora el concepto de innovación a la herramienta diplomática de asociación estratégica, un elemento que concede a la relación bilateral el potencial para inyectar fortaleza al crecimiento económico y que revela a los proteccionistas que la colaboración comercial y la apertura, por encima del aislacionismo, son lubricantes que permiten funcionar eficientemente a la maquinaria económica mundial.

La visita de Xi Jinping a Suiza encara los retos que hay en toda relación comercial, y por medio de la negociación y el diálogo, desvela nichos de oportunidad con una amplia gama de sectores para el desarrollo de proyectos, a saber la fabricación, las finanzas, el turismo, no sin mencionar el potencial hay para ambos pueblos en el terreno deportivo.

Ambos países han atestiguado los vaivenes geopolíticos de un mundo anárquico, y sobre la base del respeto, los dos países establecieron relaciones diplomáticas en la década de los 50 del siglo pasado, superando el cerco diplomático desplegado por Estados Unidos sobre la Nueva China.

Sobre la base del respeto y pese a un entorno internacional hostil, la relación bilateral ha aprendido a respetar y a abordar las diferencias, revirtiendo situaciones adversas e inyectado dinamismo por medio de un trabajo diplomático esmerado que enfatiza en los puntos en común.

Es así que la relación chino-suiza se enviste como un puntal para encarar la caótica y cambiante situación actual, orientando sus trabajos rumbo a la búsqueda de la prosperidad y el desarrollo común, y haciendo de sí misma un modelo a seguir para la Unión Europea, América y el mundo.

En esta tercera visita que hace un mandatario chino a Suiza, Xi Jinping llevará como tarea fundamental fortalecer una asociación innovadora, que de cara a la crudeza proteccionista que se avecina, será el fortín desde el que se propaguen los beneficios de la cooperación y los acuerdos de libre comercio.