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spanish.china.org.cn | 02. 12. 2016 | Editor: Eva Yu [A A A]

China dice adiós al amigo Castro

Palabras clave: China dice adiós al amigo Castro

China dice adiós al amigo Castro

Por Jorge Fernández

 

La de Fidel era una muerte anunciada, y pese a ello, el fatídico día causó resquemor en Cuba y el mundo entero. Mírelo quien lo mire, Fidel Castro desató enconadas pasiones en África, Asia y América Latina. China no fue la excepción. Archivados y los arrebatos políticos de la Guerra Fría, hoy Castro es, a ojos de la dirigencia China, un camarada cercano y un amigo sincero. El pueblo chino lo recordará como el farol que en los azarosos inicios de la Nueva China le iluminó la silueta de América Latina.

El imaginario popular chino ha recreado en innumerables ocasiones esa legendaria cita en la Plaza de la Revolución. Un 2 de septiembre de 1960, Fidel Castro preguntó a más de un millón de cubanos si quería establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China. Tras asentir con un estruendoso “sí”, el líder de la Revolución cubana alzó la mano de Zeng Tao, director de la oficina en Cuba de la agencia de noticias Xinhua, e indicó a la muchedumbre que el representante de la Nueva China ya estaba ahí. Hay voces que dicen que cuando Mao Zedong escuchó esta anécdota, elogió al joven cubano por sus dotes en el arte de la diplomacia popular.

Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe que estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China. La pequeña isla caribeña, con Castro como líder revolucionario, encarnaba un poderoso David, desafiante ante Goliat, y condenaba el bloqueo impuesto por Estados Unidos al regimen de Mao Zedong. A su inquebrantable oposición imperialista, se suma también la aceptación en la década de los 60 de decenas de estudiantes chinos que tomaron en aulas cubanas clases de español. A partir de ese momento, la visión de China hacia Cuba pasó de la construcción de estereotipos a la edificación de una parsimoniosa amistad chino-cubana.

A su regreso a la madre patria, esa camada de jóvenes reforzó el papel educativo de los expertos extranjeros hispanohablantes en universidades chinas. Los fervorosos jóvenes no solo se incorporarían a la investigación y la docencia, sino que también ocuparían las primeras plazas como intérpretes en los departamentos de enlace internacional de la cancillería, del partido y de las organizaciones populares. Un importante contingente pasaría a engrosar las filas de periodistas en los incipientes medios de comunicación chinos en español. Nacía así una nueva generación de expertos, una formada en el extranjero, capaz de redactar, traducir y locutar información sobre los hechos más relevantes de China en español.

A China llegarían también jóvenes cubanos dispuestos a aprender de la construcción socialista. El régimen nacido de la Revolución cubana envió centenares de pilotos aviadores a China para aprender técnicas de vuelo e impulsar la principiante disciplina en Cuba. Dos años después regresarían no solo con un diploma y las habilidades necesarias para pilotar una nave, sino también con un repertorio lírico del cancionero popular de China. Hoy, tras más de 50 años de haber recibido capacitación, estos temerarios aviadores cubanos entonan en algunos rincones de la Habana y en uno que otro programa de televisión local la icónica canción en chino el Este es Rojo, una oda a Mao Zedong y al Partido Comunista de China.

En 2011, cuando el presidente Xi Jinping tenía cargo de vicepresidente, visitó a Fidel Castro y paseó por la Habana Vieja acompañado por Raúl Castro. Cuentan las crónicas que viandantes al reconocerlos se hacinaron para cantar el Este es Rojo, estimulando la propagación de un ambiente festivo y nostálgico en el encuentro. Años antes, en 2004, Fidel Castro había rubricado su amistad con China al entonar en mandarín, durante una transmisión en la televisión cubana, esa legendaria canción que marcó al espíritu revolucionario de toda una generación de luchadores cubanos.

Si bien Castro encarna hoy en América Latina la figura opositora del imperialismo, su juventud quedó sellada, a su vez, por décadas de experiencias revolucionarias atestiguadas por Mao Zedong. A diferencia del líder chino, quien fundó a la Nueva China con 50 años en su haber, los jóvenes cubanos establecieron el nuevo régimen con apenas 30 años de edad. Dicen que en 1960, a la sorpresa que el Ché Guevara causó a Mao Zedong por su corta edad, el revolucionario argentino respondió: “Presidente Mao, cuando usted llevó la revolución nosotros aún no habíamos nacido. Sus ideas sobre la ‘guerra de guerrillas’ nos llevaron a conseguir la victoria”.

Al igual que dos hermanos que crecieron y experimentan juntos las oscilaciones de la pubertad, el pueblo chino, hoy en duelo por la muerte de Fidel, coloca la figura de este líder de la Revolución cubana en la repisa de los amigos, en la de los camaradas y en la de los defensores de la independencia y la soberanía nacional. En paz descanse Fidel Castro Ruz.

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