Con doce años de diferencia, Xu Yicong, primer embajador chino en Cuba y Fidel Castro, máximo comandante en jefe de la Revolución Cubana, nacieron bajo el signo del tigre según el horóscopo chino. Fidel se refería a Xu como “el tigre menor”, y a sí mismo, como “el tigre mayor”.

Sus personalidades parecidas crearon una amistad hermosa que no se olvidará en la historia. Xu publicó un libro titulado “Yo y Castro” en el que registra las anécdotas que compartió con el revolucionario. A través de sus recuerdos, podemos verlo de manera distinta y conocer el lado tierno de este hombre legendario.

Experto de la guerrilla china

A Xu le impresionaba Fidel Castro por tener una memoria fotográfica y una capacidad intelectual extraordinaria. Poseía conocimientos profundos y recordaba perfectamente la historia de China, la Revolución bajo el liderazgo del Partido Comunista y el desarrollo socialista del gigante asiático.

Cuando se encontraban, la reunión terminaba siendo una sesión de preguntas y respuestas. Durante una de sus conversaciones, cuando Xu le explicaba el desarrollo de la guerra de liberación nacional de China y la batalla clave en el Río Yangtsé con sus tres sedes de comando, un evento histórico cuyo triunfo condujo a la fundación de la República Popular, Fidel le preguntó: “¿Dónde se ubicaban? y ¿quiénes eran los comandantes de cada sede?”.

El embajador chino no sabía qué contestar y prometió consultar los archivos oficiales para darle la información.

“No hace falta que lo busques”, le dijo el estratega cubano. “Yo sé las ubicaciones de las tres sedes y sé quiénes eran los comandantes de cada una”.

Para evitar que el diplomático se sintiese mal, Fidel lo elogió: “Veo que tienes un gran conocimiento de la historia de tu país y de las políticas de tu Partido, además de una comprensión correcta”. “Quizás mis preguntas son demasiado concretas”, dijo casi en tono de consuelo. “No te preocupes”.

“Me causó mucha admiración y respeto su conocimiento acerca de nuestro país y su gentileza durante el diálogo, y me inspiró a seguir estudiando para prepararme en todo aspecto”, escribió Xu en su libro.

Amante de la comida china

Para los socialistas cubanos, Fidel Castro era un héroe y un ídolo, aunque era identificado como “controvertido”. El ex comandante máximo en jefe de la Revolución Cubana era un hombre alto, con barba y vestía un uniforme verde olivo. Tenía la vista profunda y la voz solemne, pero su forma de ser era bastante cercana. A algunos les puede sonar increíble, pero era reconocido por su talento en la cocina.

Según Xu, a Fidel Castro le encantaban los platos típicos de China, por ejemplo, el huevo centenario, el pescado agridulce y las patas de pollo. Además, organizaba competencias culinarias entre las altas autoridades cubanas y participaba como concursante y juez.

Una vez, el exembajador invitó a Raúl Castro, hermano menor del dirigente cubano. Poco después, durante una reunión, Fidel se quejó por no haber asistido diciendo: “No me invitaste a disfrutar de los manjares”.

Tanto Xu como su esposa eran buenos cocineros y solían preparar banquetes para sus amigos cubanos. A veces, Castro recomendaba a sus invitados probar la cocina de la embajada china. Al mismo tiempo, a petición propia, el Gobierno cubano ofrecía regalos a la embajada china, como aves, pescado, hasta peces atrapados por él mismo. En ese entonces, los recursos eran muy escasos en la isla.

A pesar de las grandes dificultades, Castro trataba de ofrecer todas las comodidades a sus amigos chinos. En aquel momento, para el recién formado Gobierno cubano, alimentar a su pueblo era un problema muy serio. Sin embargo, los diplomáticos chinos en La Habana nunca pasaron hambre.