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spanish.china.org.cn | 19. 11. 2016 | Editor: Lety Du [A A A]

China y América Latina, actores internacionales destinados al entendimiento y la cooperación

Palabras clave: China, América Latina, Xi Jinping

Por R.M. Bermudez.

 

Este año que termina no ha sido uno cualquiera en las cada vez más estrechas relaciones que China mantiene con América Latina. Al contrario: 2016 quedará registrado como el primer Año de Intercambio Cultural China-América Latina y el Caribe. En él han participado una treintena de países latinoamericanos; entre ellos alguno, como Panamá, que ni siquiera ha establecido aún relaciones diplomáticas con el gigante asiático. Y no se trata de una cuestión simbólica ni baladí. Si una cantidad ingente de recursos y de personal especializado se han volcado en la organización de cientos de actividades en las que han participado miles de personas, ha sido con un objetivo muy concreto: tender un puente intangible pero muy sólido por el que transitar entre las dos orillas del Océano Pacífico.

La idea fue propuesta en julio de 2014 por el presidente Xi Jinping durante su segunda visita oficial a América Latina desde que asumió el cargo y, de algún modo, ha venido a desmentir a quienes no se cansaron de repetir que las relaciones bilaterales estaban condenadas a languidecer en el momento en que remitiese el hambre de China por las materias primas que durante tanto tiempo fluyeron desde América Latina hacia el país asiático. Ese momento hace tiempo que llegó. La resaca de la desaceleración del crecimiento económico chino ha arrastrado consigo buena parte de la fabulosa ola de crecimiento que muchas economías latinoamericanas experimentaron durante los años de bonanza. Sin embargo, lejos de comprometer las relaciones bilaterales, ambas partes se afanan por dar con la tecla que las revitalice.

La visita de Xi Jinping a Ecuador, Perú y Chile, la tercera en los tres años que lleva en el cargo, así como su participación en la XXIV Reunión de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) en Lima, no hace sino ratificar la importancia que China otorga a sus relaciones con Latinoamérica, una región con la que ha multiplicado por 22 sus intercambios comerciales desde el año 2000. China es ya el segundo socio comercial y el tercer país inversor en América Latina, y en 2015 se comprometió a incrementar sus inversiones hasta los 250.000 millones de dólares en la próxima década.

Si bien América Latina recibe con los brazos abiertos las inversiones que China pueda hacer en la región, fundamentalmente en grandes infraestructuras que modificarán el tejido comercial y productivo de la región, tiene también ante sí una gran oportunidad de diversificar su economía y sus exportaciones gracias al profundo cambio que China está experimentando tanto en su estructura económica como social. Una economía menos dependiente de las exportaciones y más centrada en servicios que satisfagan la creciente demanda de la también creciente clase media china es una gran oportunidad para los países latinoamericanos.

Lejos de distanciarse, y pese a la oceánica distancia que separa a ambas partes, América Latina y China están destinadas a entenderse y a complementarse, a cooperar en busca de un beneficio mutuo que satisfaga las necesidades de sus pueblos y a trabajar conjuntamente por la prosperidad común. Lograr esos objetivos no siempre es fácil. Requiere de templanza, solidaridad y empatía, las cuales arraigan con mayor vigor cuanto más se riegan con el conocimiento mutuo. De ahí la importancia de la propuesta de Xi Jinping de organizar con éxito el primer Año de Intercambio Cultural China-América Latina y el Caribe, este 2016 que ya termina.

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