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spanish.china.org.cn | 01. 11. 2016 | Editor: Lety Du | [A A A] |
Por Isidro Estrada
El legado del más reciente pleno de los comunistas chinos engarza a la perfección con aspiraciones nacionales que datan de casi cien años
Recién concluyó en Beijing el sexto pleno del XVIII Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), cuyo fruto más publicitado y trascendental a día de hoy parece ser el comunicado que sirvió de colofón a cuatro días de reuniones a puertas cerradas.
El documento en cuestión, puesto a punto por la crema y nata del liderazgo político chino, concentra su interés en la necesidad de batir el insistente flagelo de la corrupción, otorgar una nueva dimensión a la disciplina interpartidista - mejorando sus mecanismos de aplicación - y cerrar filas alrededor de la actual jefatura de la organización política, la segunda mayor del mundo en número de militantes, con más de 88 millones, tras el Bharatiya Janata de la India (110).
No es de extrañar que con tantas personas registradas, y en país tan inmenso y diverso como China, se imponga unificar criterios desde el centro si se quiere lograr una labor de efectiva profilaxis contra las desviaciones éticas y políticas, lo que a su vez deberá consolidar la capacidad de gobernanza del Partido y el Estado, en medio de la compleja situación por la que hoy atraviesan China y el mundo en general, abocados ambos a una ralentización del crecimiento económico y a otras alhajas del orden global imperante.
En resumen, el pleno partidista pone los puntos sobre las íes, como bien aclaró en fecha reciente Liu Zhexin, profesor en la Academia de Liderazgo Ejecutivo de Pudong, en Shanghai, quien comentó a la agencia informativa Xinhua que “Esas reglas deberán establecer los límites entre el poder y el dinero y el abuso de poder”. Más claro ni el agua.
Muestras de la mano dura que ya se viene aplicando en ese sentido han sido los procesos judiciales instruidos por diversas infracciones contra los que la jerga política al uso en China denomina “tigres” (altos funcionarios), como sucedió con Ling Jihua, quien fuera asesor del ex presidente Hu Jintao, el ex jefe de la Seguridad Zhou Yongkang y el ex primer secretario del Partido en la provincia de Chongqing, Bo Xilai.
Las estrictas medidas aplicadas a la Liga de la Juventud Comunista, a la cual los investigadores acusaron de propensa a actitudes “burocráticas, elitistas y orientadas a la diversión”, caen dentro del mismo cuadro de medidas ejemplarizantes.
Una segunda Gran Marcha
Me gustaría destacar que el plato fuerte de los contenidos de dicha reunión tuvieron su aperitivo unos días antes, cuando el presidente del país, y secretario general del PCCh, Xi Jinping, habló ante una nutrida reunión para conmemorar el aniversario octogésimo de la culminación de la Gran Marcha, la retirada estratégica de 1932 al 34, con que los comunistas evitaron el aniquilamiento, bajo asedio entonces de las tropas del Kuomingtan. En la ocasión Xi enfatizó la urgencia de reforzar el liderazgo del Partido y colocarlo bajo estricto control, como preámbulo al alcance de los objetivos que desde hace decenios tiene pendiente la Nación. En ese sentido mencionó la gobernanza limpia, la lucha anticorrupción y el reforzamiento de la organización como vehículos para “purificar, mejorar e innovar” el PCCh.
"Hoy en día, subrayó el mandatario, “nuestra 'gran marcha' se encamina a hacer realidad los ‘dos objetivos centenarios’ y el sueño chino del rejuvenecimiento nacional".
Por “los dos objetivos” se entiende lograr una sociedad modesta e integralmente próspera para el año 2021, fecha que coincide con el siglo de la fundación del PCCh. La segunda aspiración se resume en edificar un país socialista moderno, próspero, fuerte, democrático, de cultura avanzada y sociedad armónica para 2049, cuando la República Popular China celebre su centenario.
Los chinos han estado acariciando metas de esa índole, - y viéndolas escabullirse una y otras vez por condicionamientos históricos - , al menos desde 1919, cuando buena parte de la intelectualidad nacional tomó conciencia de la necesidad de ubicar al país en el concierto mundial de naciones modernas. Hoy el PCCh se propone cumplirlas. Y para lograrlo está convencido de que hay que comenzar por limpiar la casa. Y hacerlo con escoba reforzada.
De vuelta al “núcleo”
Una medida contenida en el documento de marras que de inmediato ha devenido comidilla dentro y fuera del país, ha sido la recuperación del concepto de “núcleo” del liderazgo, el cual estuvo ausente de la administración china desde la salida del poder del presidente Jiang Zemin. Su regreso implica un notable espaldarazo al mandato del presidente Zi, bajo el cual ya se había aplicado una previa medida de “racionalización”, al reducirse de nueve a los actuales siete, la cifra de miembros del Buró Político. A menos bulto más claridad, podría decirse a guisa de resumen en habla popular, al evaluar los cambios desde el ojo del observador lego.
Nótese que el acuerdo se toma cuando apenas falta un año para la celebración del XIX Congreso del PCCh, donde se deberá decidir la integración el futuro liderazgo chino y otras pautas que determinen el rumbo de la organización política.