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spanish.china.org.cn | 17. 10. 2016 | Editor: Lety Du [A A A]

Sinergia “hecha en China”, preámbulo de un segundo aire para los BRICS

Palabras clave: BRICS

Por Isidro Estrada

 

Con sus propuestas de “alinear” iniciativas de desarrollo compartido con cada socio, China ofrece las costuras necesarias para mantener unidos en la diversidad a los cinco integrantes del grupo BRICS

 

Hace apenas un año, a finales de 2015, algunos analistas pronosticaron el deceso del conglomerado de economías emergentes conocidos como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) . Ese noviembre, el influyente grupo financiero Golden Sachs dio por cerrado el fondo que había concebido como apoyo a esas cinco economías periféricas, tomando en cuenta, al parecer, la ralentización que de un tiempo a esta parte ha caracterizado el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en cuatro de estos países, entre los cuales sólo la India despuntaba promisoriamente en ese apartado.

Transcurridos apenas once meses, la realidad ha demostrado que, en efecto, ha habido una reducción, e incluso estancamiento, en el ímpetu de crecimiento de esas economías, así como en los precios de las materias primas con que las mismas nutren sus arcas estatales. Pero a la vez, ha quedado demostrado que los BRICS tienen aún un largo camino que recorrer como fuerza alternativa al actual orden mundial, siquiera por el hecho de que sus cinco integrantes se necesitan mutuamente mucho más que hace siete años, cuando celebraban sus primeras reuniones. Contribuyen a calzar esta apreciación, en buena medida, las propuestas chinas de propiciar una comunidad de “destino compartido” con cada uno de sus socios en el grupo. Así las cosas, parece que habrá BRICS para rato y que las ágoras de 2015 no pasan de ser un velorio a destiempo.

Mucho ha cambiado la situación de los BRICS – y del mundo en general - desde que en 2009 los entonces líderes de sus cuatro países fundadores (Brasil, Rusia, la India y China) se reunieran en el foro fundacional de Ekaterinburgo, en territorio ruso, para acercar posturas respecto al orden económico reinante en el orbe. Un año más tarde se incorporó como miembro pleno Sudáfrica, con lo cual los BRICS reiteraron su vocación ecuménica y ampliaron su alcance dentro del mundo en desarrollo.

El factor desfavorable que más descuella al cabo de estos años es la ralentización económica que se ha asentado en cuatro de sus integrantes (se salva la India, por ahora), como consecuencia inevitable, además, de la ya prolongada crisis global. Sirva a modo de ilustración el hecho de que Sudáfrica solo creció un 1% en 2015, Rusia entró en periodo de recesión tras la caída vertiginosa de los precios del petróleo, a lo que se sumaron los efectos devastadores de las sanciones económicas que le impuso Occidente a Moscú, tras su absorción de Crimea, China ha reducido de manera significativa, hasta un 6.7%, su pronóstico de crecimiento para 2016, y Brasil sufre de su peor recesión desde la década de los años 30 del siglo pasado, además de estar inmerso ahora mismo en un marasmo político, tras la destitución por juicio político del Congreso de la anterior mandataria Dilma Rouseff.

Mas, contrario a lo que muchos en Occidente esperaban, la coyuntura que hoy atenaza a los BRICS ha tenido el efecto de unirlos más, de volcarlos de forma más enérgica hacia sus propias fuerzas y potencialidades . Valgan en ese sentido las palabras del presidente ruso, Vladímir Putin, cuando al encabezar la séptima cumbre del grupo en Ufá, Rusia, en julio de 2015, manifestó la preocupación propia y de sus socios sobre la inestabilidad en los mercados, la alta volatilidad de los precios de la energía y las materias primas, la acumulación de deuda nacional en varios países importantes.

“Todos estos desequilibrios estructurales”, enfatizó Putin, “influyen directamente en la dinámica de crecimiento de nuestras economías”, tras lo cual agregó que “en estas condiciones los Estados BRICS están decididos a emplear sus propios recursos y sus reservas interiores para el desarrollo”.

Rusia es precisamente uno de los miembros del bloque que más en serio se está tomando el desarrollo de los lazos entre ellos. Así lo demuestra Moscú con la actual política rusa denominada en ruso “Povorot na Vostok” (vuelta a Asia), con la cual el país euroasiático procura el reverso de la moneda de las ambiciones geoestratégicas de Estados Unidos, con su “regreso al Pacífico”. Rusia propone precisamente una readecuación de sus vínculos con el continente asiático, como medida profiláctica ante los desafíos políticos, económicos, financieros e incluso militares que le plantea Occidente.

El oso ruso saluda al panda chino

La aproximación rusa no podría llegar en mejor momento, toda vez que complementa a la perfección la iniciativa china de “Un cinturón, una ruta”. Con propuestas de tal laya, China está ofreciendo a Asia, a Europa y al mundo en su conjunto, una nueva visión sobre modalidades de cooperación, que se resume en su propuesta de “comunidad de destino compartido”. Todo paso de Pekín en esta dirección ya tiene garantizada respuesta en la ambiciosa “povorot na vostok” rusa, lo cual implica una concertación entre dos colosos regionales.

Esta es la prédica que viene apuntalando desde 2011 el presidente chino, Xi Jinping, cuando lanzó al mundo su plan para una “Nueva Ruta de la seda”.

Si bien China ha concebido estos planes con aspiraciones estratégicas, y para aplicarlos con sentido universal a su debido tiempo, los primeros resultados fructíferos de los mismos podrían concertarse dentro del ámbito de sus socios en los BRICS, convencidos todos ellos, como nunca antes, de que en la unión está la fuerza. Y que sólo complementándose mutuamente podrán recuperar su empuje inicial, a la vez que desmienten a los agoreros que en los tradicionales centros de poder les anuncian la defunción a destiempo.

 

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