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spanish.china.org.cn | 21. 09. 2016 | Editor: Lety Du [A A A]

La decisión de la UE de impulsar la integración en el tema de defensa gracias a la salida del Reino Unido

Palabras clave: UE, defensa, Reino Unido

Por Shen Xiaoquan, investigador del Centro de Estudios de Problemas Mundiales de la Agencia de Xinhua

 

El 16 de noviembre tuvo lugar en Bratislava, capital de Eslovaquia, la cumbre de la Unión Europea, por primera vez sin la participación del Reino Unido tras un referéndum favorable por su retiro del bloque. Dicho contexto propició el reinicio del plan de defensa común, difícil de impulsar anteriormente ante la oposición inglesa y estadounidense.

La idea de una política de defensa común es de larga data. En diciembre de 2007, la firma del Tratado de Lisboa determinó la ruta de integración política de Europa del cual forma parte. El establecimiento de un sistema europeo independiente de seguridad y defensa es una meta anhelada de manera constante por las principales potencias de la Unión. En noviembre de 1987, se inició la creación de una brigada mixta franco alemana de 5.000 efectivos y en octubre de 1989 se materializó. El grupo participó en las operaciones militares en la República Federal Socialista de Yugoslavia y en otras maniobras multilaterales en el viejo continente. Es considerado como el antecedente de una defensa europea conjunta. En 1992 se convirtió en una “Legión Europea” con la entrada de Bélgica, España y Luxemburgo. En 2000, la UE decidió conformar una fuerza de reacción rápida de 60.000 soldados, con el fin de mejorar la capacidad del bloque en situaciones de crisis, por eso en realidad, no puede ser vista como un ejército de combate.

Replanteo de la defensa

En 2008, Francia propuso crear el “ejército europeo” con la participación de 1.500 soldados de cada país miembro, con una fuerza aérea de transporte común y satélites de uso militar, así como un aumento progresivo de los gastos militares de cada nación según sea necesario. La iniciativa plantea opacar el papel de EE.UU. y la función militar de la OTAN, lo que provocó la negativa del Reino Unido no a la creación del contingente, sino a la idea de una institución rival de la OTAN, que debilite las relaciones de seguridad y defensa entre Washington y la UE. El tema dejó archivada la propuesta.

En julio de 2001, se replanteó el asunto. Catherine Ashton, alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Políticas de Seguridad de ese entonces, sugirió una sede militar permanente para planificar, coordinar y gestionar las operaciones militares de la UE. Polonia, que ostentaba la presidencia rotativa en dicha época, también presentó recomendaciones concretas: establecer a nivel comunitario una institución permanente de planificación y comando militares, y convertir la fuerza de reacción rápida en un ejército de combate.

Países como Francia y Alemania estuvieron de acuerdo, catalogándolo como un paso importante en aras de una defensa europea conjunta. Sin embargo, el Reino Unido mantuvo su postura de que dicho organismo suponía una segunda OTAN, y que por lo tanto se debía considerar a esta última como base de defensa sin necesidad de formar una nueva. Finalmente, la oposición inglesa desbarató la idea.

A vísperas de la cumbre de Bratislava, surgieron noticias sobre un renovado impulso. Según la prensa, el 6 de noviembre Federica Mogherini, sucesora de Ashton, lanzó nuevamente la idea de un ejército europeo, incluyendo la fundación en Bruselas de una sede de planificación y operación militares. Los medios suponían que era el camino hacia una independencia de las maniobras militares. Posteriormente, dijeron que los ministros de defensa de Francia y Alemania emitirían un documento conjunto durante la cumbre, abogando por un comando conjunto europeo en ultramar.

El informe acotó que si el plan no era aprobado por todos los miembros, se trabajaría con algunas de naciones para ciertos planes u operaciones militares.

A decir de un funcionario del sector de defensa de Francia, este documento cimentó la base del replanteo de la defensa europea.

Francia es su principal promotor y sus esfuerzos reciben el apoyo de Alemania. Por razones históricas, Berlín mantiene un perfil bajo en temas militares. En el Libro Blanco de Defensa de Alemania, publicado en julio de este año, se expresa el deseo de cumplir un rol más importante en Europa en el terreno militar. En el texto aboga por fortalecer la función como “pilar de Europa” de la OTAN y relanzar de manera oportuna la “comunidad europea de defensa”, considerando la “unión de seguridad y defensa de Europa” como una meta a largo plazo, asignándole nuevos bríos al “Eje Francia-Alemania” en la promoción de la defensa común.

La cumbre de Bratislava celebrada el 16 de septiembre alcanzó los éxitos previstos por la prensa con el acuerdo de los 27 líderes comunitarios en problemas primordiales como la política de defensa común. Después de la reunión se publicó un comunicado conjunto con la hoja de ruta de los convenios y con el compromiso de la toma de decisiones de fondo en la próxima cumbre en Roma en marzo del próximo año.

Capacidad política

Los análisis muestran que el reinicio de la defensa común de la UE se debe al retiro del Reino Unido del bloque. “Ahora tenemos capacidad política y podemos hacer cosas que no podíamos hacer antes”, indicó Mogherini.

La Comisión Europea, Francia, Alemania e Italia consideran la salida del Reino Unido como una nueva oportunidad para promover la integración de la defensa comunitaria. Desde este punto de vista, el denominado “Brexit” ha producido un efecto favorable hacia la integración de Europa, que no pierde su dirección, al contrario, tiene la alternativa de seguir adelante.

La defensa común está arraigada en la necesidad de una independencia regional a medida que evolucionan las relaciones transatlánticas. Después de la toma de poder de Barack Obama, Estados Unidos sigue la estrategia de reequilibrio en Asia-Pacífico y la contracción en Europa, lo que aumenta la sensación de que el viejo continente siempre depende de la protección norteamericana. Además, a causa de la debilidad militar y los exiguos gastos en el sector de ciertos países europeos, la defensa común se torna más que urgente.

Después de la crisis en Ucrania, los países europeos y Rusia iniciaron una “Nueva Guerra Fría”, lo que complicó la seguridad europea: Los países de Europa Central y del Este miran hacia Washington para enfrentar a Moscú, mientras que las potencias como Francia y Alemania plantean fortalecer la defensa comunitaria ante Rusia y mantener juntos la estabilidad regional.

Pese a la estrategia de contracción estadounidense en Europa, Washington no se ausenta ni permite un plan de defensa común, puesto que a su entender debilita o sustituye la función de la OTAN.

El acuerdo logrado en Bratislava no es fácil de ejecutar, requiere un proceso largo y difícil de negociaciones. Francia y Alemania entre otros tratan de aprovechar el espacio político dejado por el Reino Unido para consolidar su dominio en las decisiones de la Unión, mientras que las naciones de Europa Central y del Este como Polonia sienten la creciente amenaza rusa y no dudan en inclinarse por la postura norteamericana, lo que brinda una oportunidad a esta última de bloquear otra vez la iniciativa.

En este sentido, el retiro del Reino Unido sí es un avance positivo para la UE. Sin embargo, no es un factor definitivo y la integración de la defensa europea depende del juego de poderes entre Europa y Estados Unidos, así como del compromiso bilateral.

 

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