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spanish.china.org.cn | 02. 09. 2016 | Editor: Eva Yu [A A A]

G-20 Hangzhou 2016, la oportunidad para revivir la economía mundial

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G-20 Hangzhou 2016, la oportunidad para revivir la economía mundial1

Por Mauricio Castellanos

La celebración de la Cumbre del G-20 programada para los próximos 4 y 5 de septiembre en la ciudad de Hangzhou tiene un significado muy especial para China y para el mundo. Para China es la ratificación de que hoy en día ocupa un lugar central en el escenario internacional y también una oportunidad de exponer, con mayor detalle que nunca, su estrategia para corregir varios de los males que aquejan al mundo. Y para éste, la posibilidad de hacer cruciales e impostergables ajustes al esquema de administración, de modo que permita, por fin, encauzar la economía por el rumbo de la recuperación definitiva.

Fundamental para el logro de este objetivo es, ante todo, avanzar en la reforma del Grupo mismo, de modo que se acerque cada vez más a su nueva naturaleza de mecanismo de gobernanza global y se aleje de la que hasta ahora ha tenido de una simple herramienta de reacción a la crisis. Y, en segundo lugar, profundizar la reforma del sistema financiero internacional y adoptar una estrategia integral de crecimiento a largo plazo, que garantice una distribución de los beneficios más equitativa y de alcance más amplio. Aprovechando su “condición de local” en el evento, China defenderá agresivamente ambas propuestas.

Asimismo, los líderes de las economías más poderosas debatirán sobre la forma de paliar los efectos negativos de la salida de Reino Unido de la Unión Europea y divisar estrategias para que eventos como este no se repitan, para convencer a los gobiernos, y más aún, a los ciudadanos, de los beneficios de la integración. En pleno auge de ésta, la decisión de los británicos de abandonar el bloque europeo ha significado un golpe desestabilizador para la región y para el mundo entero, y ha generado temores de un “efecto réplica” y de una posible escalada de medidas proteccionistas que difícilmente podrían ser más inoportunas y perjudiciales, con el crecimiento económico, el comercio y la inversión perdiendo cada vez más terreno.

Si hay un ejemplo de que la globalización desemboca en resultados positivos, es China, que ha sacado el mejor provecho de ella. Por eso, el país defenderá la noción de que, en la coyuntura actual, la salida no es aislarse sino, por el contrario, unir esfuerzos en torno a un mismo fin, en este caso el logro de un crecimiento robusto, sostenible y equilibrado de la economía mundial. De hecho, en el mundo actual aislarse es virtualmente imposible, o surgimos juntos o nos hundimos juntos, tal el nivel de cohesión que hemos alcanzado. Por eso, la respuesta a un retroceso como el retiro del Reino Unido de la UE debe ser un llamado, y, más que eso, un compromiso a aunar fuerzas.

Pero aparte del esfuerzo conjunto y la cooperación, se hace urgente prestar la atención debida a la innovación. En la era actual, en la que las nuevas tecnologías y las nuevas energías amplían las posibilidades de producir más, mejor y a menor costo, y en la que el emprendimiento está en pleno auge, desperdiciar las ventajas que ambos representan en materia de generación de empleo e impulso al comercio es un error que los miembros del G-20 y el mundo no se pueden permitir. Por lo tanto, en la cita de Hangzhou, China pondrá a la innovación en el centro del escenario, confiada en lograr el pleno respaldo del mecanismo y darle un impulso que hasta ahora no ha tenido.

Aprovechando también su primera vez como sede, China ha invitado al mayor número de representantes de los países en desarrollo en la historia de la Cumbre, con lo que quiere demostrar que su defensa de una participación más amplia y activa de estos países y de las economías emergentes en los estamentos más altos de la toma de decisiones, va mucho más allá del discurso y es auténtica.

El hecho de que la economía china siga creciendo aún a pesar de que los efectos de la crisis de 2008 todavía se hacen sentir, pone de manifiesto que las políticas adoptadas por el país como parte de su estrategia de reestructuración del modelo económico, y en el marco de la Nueva Normalidad, son acertadas. Así las cosas, el G20 haría bien en tomar en cuenta la opinión china y considerar la posibilidad de aplicar algunas de ellas o utilizarlas como base para diseñar nuevas formas de hacer frente a la desaceleración.

Factores como los conflictos que se libran en diferentes rincones del planeta, con sus consecuentes flujos de refugiados, los cada vez más frecuentes ataques terroristas y los estragos del cambio climático, entre otros, complican seriamente la labor de los gobiernos para concretar la recuperación económica. No obstante, la precaria situación de la economía internacional y la preponderancia que limpia y justamente se han ganado las economías emergentes, hacen imperativo que el Grupo aproveche la oportunidad que representa la Cumbre de Hangzhou para definir un nuevo mapa de ruta que verdaderamente permita, tal y como lo dice su lema, “construir una economía mundial innovadora, revitalizada, interconectada e inclusiva”.

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