Por Clifford A. Kiracofe

Servirá la próxima Cumbre del G20 para conseguir una constructiva nueva dirección de la comunidad internacional? Actualmente la situación global es angustiante y muchos ven como responsable directo a Occidente tras sus fracasadas políticas y liderazgos.

Muchos esperan que el G20 desempeñe un papel protagónico en la promoción de una nueva etapa de crecimiento y desarrollo global. La frágil situación financiera internacional sumada a la desestabilización política, así como también la amenaza terrorista, los disturbios sociales y la pobreza son un llamado de alerta para que haya un verdadero cambio beneficioso para todos.

Repitiendo la historia?

Tras casi tres décadas del fin de la Guerra Fría, las tensiones internacionales han ido en aumento y la economía internacional se encuentra amenazada por la falta de estabilidad financiera y un sustentable desarrollo productivo.

Críticos señalan que a Occidente se le acabaron las ideas y soluciones. No sólo es Washington y la OTAN, quienes parecen estar retrocediendo hacia una versión actualizada del imperialismo del siglo XIX.

La política exterior de Estados Unidos está ahora siendo fuertemente cuestionada por Donald Trump, el farandulero empresario y candidato presidencial del Partido Republicano. Sus discursos han tenido asidero dentro del electorado estadounidense cansados ya de intervencionismos innecesarios e interminables guerras

Sin embargo la élite trasatlántica de Estados Unidos, Canadá y Europa abogan por una visión neo imperialista del mundo. Por más de una década, este grupo dominante ha tomado nota del surgimiento de China y renacimiento ruso con el objetivo de limitar sus áreas de influencia por lo que buscan construir un verdadera fortaleza en el Atlántico. La intención es estrechar aún más los lazos políticos, económicos y militares con el objetivo de mantener el dominio global.

La visión considera a la fortaleza del Atlántico como el “centro” del poder vinculada con la “periferia” global que es dominada por la élite. Detractores señalan que esto es similar al sistema de plantaciones impuesto siglos atrás a los no europeos en Africa, Medio Oriente y Asia

Nueva dirección internacional

Hoy en el contexto, de la nueva revolución industrial, las lecciones del pasado deben salir nuevamente a la luz para no volver a desencadenar un nuevo episodio de neo imperialismo en el mundo. No olvidemos que la segunda revolución industrial producida a fines del siglo 19 provocó una nueva ola de imperialismo europeo particularmente duro en Africa.

Aparte del poder militar, críticos señalan que el mecanismo central de tales sistemas es costeado por el capitalismo financiero que ha sufrido varias crisis a través del tiempo debido a su inestabilidad. En los últimos años, bancos y mercados financieros de Occidente gracias a la descarada especulación y corrupción contribuyeron la crisis del 2007-2008. La falta de una efectiva regulación tanto nacional como internacional facilitaron el colapso económico mundial.

La crisis financiera nos abrió los ojos sobre las consecuencias de permitir que el capitalismo financiero formule políticas nacionales e internacionales que tienen como objetivo impedir una regulación eficaz en favor de la estabilidad y el crecimiento económico mundial.

La próxima cumbre del G20 se enfocará sobre el crecimiento económico y desarrollo de los países con la esperanza de construir un nuevo camino internacional hacia una sociedad más justa. De no producirse, el mundo se enfrentará importantes cuestionamientos sobre la economía global.

La contradicción fundamental es entre el capitalismo financiero y las fuerzas productivas de una economía industrial moderna. Indudablemente, el sistema financiero debe servir a la industria, y no al revés, como un principio básico de la economía real.

Regular el capitalismo “casino”

En el aspecto financiero, el G20 enfrenta importantes temas y se espera que implementen efectivas y concretas políticas en especial para luchar contra el especulativo capitalismo casino que opera hoy en día.

De hecho, críticos señalan que la situación financiera de Europa y Estados Unidos es peor que antes de la crisis 2007-08. No han tomado medidas significativas para separar la inversión especulativa bancaria de la comercial a pesar de que el mundo hoy se encuentra más vulnerable que antes si se produce otra crisis de igual magnitud.

En la cumbre el eje central será el desarrollo, lo que significa foco en la economía real y que algunos denominan economía física, algo diametralmente opuesto a la economía especulativa del capitalismo “casino”. Esto se traduce en prestar más atención a las fuerzas productivas de la industria y agricultura.

Es esencial apoyar el crecimiento y la inversión en el desarrollo de las fuerzas productivas. Nunca es demasiado tarde, dado los retos de la actual situación económica internacional y los desafíos socio económicos que se enfrentan muchos países en el cambiante mundo de hoy.

La infraestructura es la clave para el desarrollo económico. Desde un principio en el Reino Unido, la revolución industrial avanzó a pasos agigantados gracias a las sistemáticas inversiones en el desarrollo y modernización de las infraestructuras, un ejemplo de ello es la moderna red ferroviaria de la isla.

Medida que replicaron cuando los británicos modernizaron la infraestructura del transporte en India al construir una enorme red ferroviaria, piedra angular del desarrollo e integración del subcontinente.

Estados Unidos nunca se habría convertido en un país industrializado sin el sistemático desarrollo de la infraestructura gracias al ejemplo de Inglaterra y Francia. Primero construyó puertos marítimos y fluviales posteriormente canales y finalmente vías férreas.

El Ferrocarril Transcontinental desarrollado bajo la administración del Presidente Abraham Lincoln simbolizó la unidad de la nación pero también la integración de la economía nacional. Aunque Estados Unidos alguna vez se jactó de tener la red ferroviaria más moderna del mundo, hoy está años luz de lo que era antes y ahora requiere una completa renovación.

En el mundo de hoy es fundamental que modernos puertos marítimos y aeropuertos interactúen de manera conjunta con el sistema ferroviario con el objetivo de dinamizar las fuerzas productivas de la economía real. Para beneficio de todos, el G20 abordará tales temas con una visión actualizada del desarrollo global beneficiando tanto a países industrializados y en vías de desarrollo.

Ningún país olvidado

La Cumbre del G20 también tiene como meta apoyar la inclusividad. Este factor es esencial a medida que el mundo es cada vez más multipolar y policéntrico. Ningún país debe ser dejado de lado para que alcance un desarrollo global sustentable.

China sabiamente invitó a representantes de países en vías de desarrolla a la cita. Todas las voces de la comunidad internacional deben ser escuchadas, ya que los enviados de los países más pobres pueden aportar nuevas ideas desde una perspectiva diferente. La tolerancia a las diferencias políticas y culturales de los modelos de desarrollo deben responder a las características locales y valores esenciales de la comunidad internacional. Tal respeto puede promover un sentimiento de unidad dentro de la diversidad de las naciones.

China ha avanzado en su histórica iniciativa de "Un Cinturón – Una Ruta' que es un proyecto visionario e inclusivo que benefciará a todos sus participantes, tal como lo fue la Antigua Ruta de la Seda.

Estados Unidos se ha equivocado en su política exterior bajo las administraciones de los presidentes George W. Bush y Barack Obama. Washington fracasó en promover la paz y el desarrollo. En vez ha impulsado guerras sin fin y un manto de destrucción.

Es tiempo para nuevas ideas y liderazgos en los asuntos mundiales. Los valores universales de la igualdad, respeto y beneficio mutuo deben ser restaurados al interior de la comunidad internacional.

El mecanismo del G20 puede ser la llave para alcanzar un futuro mejor en toda la humanidad. Las esperanzas del mundo se centran en la próxima cumbre organizada por China en la ancestral ciudad de Hangzhou. El Gran Canal Hanghzhou-Beijing construido hace varios siglos es el duradero símbolo del importante papel de las infraestructuras en el desarrollo de una nación. Quizás dicha red fluvial puede inspirar para que la sociedad de hoy tome una nueva dirección.