Por Wu Zhenglong 

 

Los prolongados efectos de la crisis financiera de 2008 aún impiden que la economía mundial regrese al camino de la normalidad. La recuperación es tanto lenta como débil, y está llena de incertidumbres.

Los riesgos de una mayor ralentización económica perduran, y los mercados financieros continúan siendo tumultuosos. El proteccionismo comercial y en la inversión van en aumento, y el desarrollo económico es desequilibrado. Según el último informe del Banco Mundial, las proyecciones para el crecimiento mundial en 2016 ha sido degradados de 2,9 por ciento enero a 2,4 por ciento en junio.

En un periodo crucial como este, China tiene el deber, la capacidad y la confianza de buscar un mayor consenso con otros miembros del G20, para que la próxima Cumbre del G20 en Hangzhou pueda definir nuevos caminos para el desarrollo económico mundial.

El tema de China para la cumbre, “Hacia una Economía Mundial Innovadora, Vigorizada, Interconectada e Inclusiva” no podía ser más apropiado.

Aún más, China ha propuesto cuatro ejes principales para la agenda: exploración más eficiente de los modelos de desarrollo por medio de la innovación, mejora de la gobernanza económica y financiera global, mayor comercio e inversión internacional, y caminos de desarrollo inclusivos e interconectados.

Es fundamental para los miembros del G20 acordar formas prácticas para materializar los temas y la agenda.

La tarea central de la Cumbre de Hangzhou es encontrar nuevas fuentes de crecimiento y explorar nuevas formar para aprovechar sus potenciales de crecimiento. La Cumbre de Hangzhou vendrá con un “Esquema del G20 para el crecimiento relacionado con la innovación”.