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spanish.china.org.cn | 19. 08. 2016 | Editor: Eva Yu [A A A]

G20: una oportunidad de oro para dirigir el desarrollo

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G20: una oportunidad de oro para dirigir el desarrollo

En septiembre, China albergará la Cumbre de Líderes del G20 por primera vez. No pudo haber elegido un mejor momento para asumir la presidencia del G20. Y el presidente Xi Jinping también deberá aprovechar la ocasión para impulsar la ambiciosa agenda de desarrollo global de China.

Concretamente, Xi deberá hacer énfasis en que el desarrollo emprendido apropiadamente beneficia a todos, y deberá impulsar la discusión orientada a acuerdos de inversión multilateral para que se desarrollen el próximo año.

Esta es una meta mundial para la cumbre: el G20 tiene un registro de logros relativos en coordinación con los esfuerzos multilaterales, al igual que en sus propios trabajos para hacer frente a la crisis financiera global de 2008.

Además, los ingredientes para el desarrollo exitoso son bien conocidos. Incluyen una mejora constante tecnológica, que es crítica para el crecimiento sostenible y el empleo; un enfoque en la maximización del capital humano y físico; e inversiones en infraestructura orientadas a reducir el costo de transacción y a aumentar la eficiencia.

También hay que tener presente las brechas actuales que existen en el desarrollo. Los países en desarrollo están limitados hoy en día por los bajos niveles de capital humano y financiero, y por bajas reservas o acceso a mercados de cambio, que limitan su habilidad para importar materia primera y equipo necesitado para incorporarse en las cadenas mundiales de valor.

La mejor forma de cerrar esas brechas en el capital humano y financiero, y para aumentar el acceso a los mercados extranjeros es por medio de la inversión extranjera directa. La IED no debería ser difícil para atraer, porque las devoluciones potenciales son mayores en los países en desarrollo, en donde el capital es bajo en relación a la mano de obra.

Pero como el premio Nobel de Economía, Robert Lucas, ha resaltado, el capital ha estado fluyendo en la dirección equivocada, de países con bajos ingresos a países con altos ingresos. Esta tendencia está acabando con el capital disponible de los países en vías de desarrollo, limitando el desarrollo y ampliando la brecha de ingresos.

Y como Laura Alfaro, Sebnem Kalemli-Ozcan y Vadym Volosovych señalaron en un estudio en 2008 para la publicación Review of Economics and Statistics, los países más pobres están marginados de recibir y facilitar la transferencia de inversiones. En cierto sentido, estos países están atrapados, porque necesitan capital para desarrollar estas instituciones en primer lugar.

Un acuerdo multilateral de inversión podría arreglar este problema al hacer más fácil la inversión en países en vías de desarrollo. Esto podría fortalecer las bases económicas para el crecimiento en países en desarrollo al establecer protecciones e incentivos para la inversión, procesos para la resolución de disputas, estándares para la responsabilidad social corporativa y marcos de regulación para inversiones hechas por empresas de propiedad estatal y fondos soberanos.

La Organización Mundial de Comercio es el lugar natural para negociar estos acuerdos, pero esfuerzos anteriores han fracasado parcialmente porque las negociaciones han sido vistas como foros propensos a favorecer a países desarrollados por encima de los países en vías de desarrollo. Con un entorno de inversión global cambiando drásticamente en la última década, estas negociaciones deberían ser reprogramadas. Los países en desarrollo ahora suman un porcentaje creciente de las inversiones directas al exterior, lo que significa que los mercados emergentes están volviéndose una fuente de capital y por ello tienen un papel qué desempeñar en los marcos de inversión a futuro.

China es el ejemplo por excelencia, porque se ha beneficiado mucho de las IED que ahora están aumentando su propios ODI. Según la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de la ONU, en 2013 China se convirtió en la tercera fuente de IED de otros países y se espera que sea un exportador de capital neto por primera vez en 2016. Esta tendencia puede continuar únicamente si se considera el impacto combinado de la política de China de “Salir al Exterior”, exhortando a compañías nacionales a invertir en el extranjero, y a la iniciativa de la Franja y la Ruta para edificar una infraestructura de comercio intercontinental.

Llegado el momento, China probablemente será la fuente más grande de IED. Tras haber pasado de ser receptor a distribuidor de IED en las últimas décadas, China está ubicada adecuadamente para liderar las discusiones del G20 en temas de desarrollo global.

Deberá hacerlo mediante el establecimiento de una meta concreta para el marco de desarrollo viable con una agenda clara para lograr acuerdos específicos. Un acontecimiento temprano debería ser el establecimiento de un marco de infraestructuras para la inversión no vinculante para países en vías de desarrollo. Y en términos más generales, el acuerdo debería hacer énfasis en la inclusividad y en los acuerdos honestos para impulsar el crecimiento económico de los países en desarrollo y desarrollados por igual.

 

 

El autor es execonomista en jefe y vicepresidente del Banco Mundial. Es profesor y decano honorario de la Escuela Nacional de Desarrollo de la Universidad de Beijing, y director fundador del Centro para la Investigación Económica de China.

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