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spanish.china.org.cn | 19. 07. 2016 | Editor: Lety Du [A A A]

G20 ¿Qué puede hacer China por el crecimiento económico mundial

Palabras clave: G20, China

Por HE YAFEI*

 

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15 de noviembre de 2015. El presidente Xi Jinping junto a los demás líderes del G20 se toman la foto oficial. Xinhua

 

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26 de mayo de 2016. El ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, en una conferencia de prensa en Beijing sobre la cumbre del G20. Cnsphoto

EL Grupo de los Veinte (G20) celebrará su cumbre este año en Hangzhou, capital de la provincia oriental china de Zhejiang, bajo el lema: “Construir una economía mundial innovadora, dinámica, vinculada e inclusiva”, cuyos propósitos son promover un crecimiento global innovador, mejorar la gobernanza económica y financiera, fortalecer el comercio y la inversión internacionales, y llevar a cabo un desarrollo conjunto e inclusivo.

La razón de que el evento sea tan llamativo reside en el hecho de que el G20 se encuentra en un período crítico de transición: de articular un mecanismo para dar respuesta a la crisis a articular otro de gestión económica a largo plazo. También se debe a la desaceleración general de la economía mundial. Se espera que China pueda liderar al G20 para proponer nuevas ideas y programas y promueva el desarrollo sostenible de la economía mundial.

Las expectativas que deposita el mundo en China se deben al actual cuello de botella que enfrenta la economía mundial y a las dificultades en la reforma de la gobernanza global. Al mismo tiempo, estas expectativas están relacionadas con los éxitos que China ha venido logrando en su camino de desarrollo durante décadas. Como país que ocupa este año la presidencia rotativa del G20, ¿qué puede hacer China por la economía mundial? Esta será la cuestión en la que se centren todas las partes involucradas. También constituye una importante prueba para el país, que ya ha entrado en su etapa de “nueva normalidad”.

El G20, el mecanismo de diálogo de líderes y la plataforma de coordinación con mayor autoridad en los campos económico y financiero mundiales, tiene como tarea principal resolver el problema de la debilidad del crecimiento económico mundial en la cumbre de este año.

En la cumbre celebrada en Turquía el año pasado, el presidente de China, Xi Jinping, señaló que la economía mundial había superado la crisis pero que la recuperación aún era débil, insuficiente para generar crecimiento. La reforma de la gobernanza económica mundial no progresaba expeditamente, y las reglas económicas y comerciales internacionales experimentaban profundos cambios. El G20 tenía un papel limitado y sufría dificultades en la coordinación de las políticas macroeconómicas. Esta es la evaluación de los líderes chinos sobre la economía mundial en general, y también la razón principal por la que la cumbre del G20 de este año se celebra bajo el lema arriba mencionado.

La tasa de contribución de China a la economía mundial ha superado el 30% durante varios años consecutivos, con lo que el país se ha convertido en un verdadero motor del crecimiento económico mundial. Los miembros del G20 y otras economías esperan que China desempeñe un papel de liderazgo en la Cumbre de Hangzhou y en la serie de reuniones programadas para aunar las fuerzas del G20, proponer nuevos programas para el crecimiento económico mundial, coordinar las políticas macroeconómicas de los miembros del G20, así como resolver los problemas profundos que obstruyen la economía mundial.

Fortalecer la comunicación y la coordinación

En la actualidad, el mundo tiene que ajustar la estructura económica para resolver el problema del desequilibrio económico. La globalización y las cadenas de valor mundiales han vinculado a los diversos países, formando una comunidad de intereses. El reajuste estructural y la promoción del crecimiento no puede ser un acto aislado de un solo país.

En el fortalecimiento de la coordinación de las políticas macroeconómicas de las principales economías juega un papel muy importante el liderazgo del G20. Es necesario establecer un verdadero mecanismo de coordinación y enlace de las políticas macroeconómicas a nivel ministerial, especialmente de las políticas financieras, fiscales, monetarias y comerciales. Se puede considerar la posibilidad de otorgar funciones de coordinación y supervisión al mecanismo de consulta de los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G20 con el fin de poner en práctica las decisiones tomadas por los líderes del G20. Los miembros del G20 deben considerar la economía mundial como un conjunto, aumentar la transparencia de la política financiera macroeconómica y tener plenamente en cuenta el impacto sistémico en otras economías para evitar un “efecto derrame” negativo.

Por otro lado, hay que fortalecer la capacidad de los países en desarrollo de afrontar riesgos económicos y financieros, como las fluctuaciones en los precios de las materias primas o las repentinas faltas de liquidez provocadas por un dólar más fuerte, para evitar que las economías nacionales se vean gravemente afectadas o dañadas. Actualmente, las economías de los países en desarrollo representan la mitad del PIB mundial y su tasa de contribución a la economía mundial ha superado el 50 %. Sin embargo, su influencia en la toma de decisiones es escasa, y su voz en el sistema financiero y económico mundial continúa siendo débil.

Innovación: un nuevo motor

La economía mundial necesita encontrar en la innovación técnica un nuevo motor de crecimiento y, al mismo tiempo, tratar de controlar el impacto que sobre el empleo tradicional tiene el desarrollo de la automatización y la inteligencia artificial, así como la creciente robotización.

Basta observar la evolución del desarrollo económico mundial, o los 37 años de reforma y apertura de China, para concluir que el desarrollo de la innovación es una fuente inagotable de crecimiento económico sostenible. El nuevo motor del crecimiento económico debe ser la innovación y el nuevo impulso de la revolución tecnológica e industrial. Xi Jinping ha reiterado que ya nos encontramos en una nueva revolución industrial y en una revolución informática. Tenemos que asumir la situación y lograr crecimiento a través de la innovación, las nuevas tecnologías, las nuevas modalidades operativas, y los nuevos modelos de producción y comercio. Estas ideas también se pueden aplicar al crecimiento económico mundial.

El objetivo principal de la innovación es la reforma de la estructura económica y la revolución científica y tecnológica e industrial. Promover la innovación, crear nuevas fuentes de crecimiento, llevar a cabo la transición del viejo motor de crecimiento al nuevo, y persistir en la reforma de los mecanismos económicos inadecuados para el desarrollo innovador constituyen vías efectivas para mantener una velocidad de crecimiento medio-alta de la economía china en la “nueva normalidad”. Lo mismo sirve también de motor para el crecimiento económico de los miembros del G20.

Como todos sabemos, algunos países asiáticos y latinoamericanos han caído en la “trampa de los ingresos medios” a causa de políticas inadecuadas. Esto se traduce en dificultades para solucionar problemas de capital y empleo tras alcanzar cierto nivel de industrialización, así como para recolocar la mano de obra menos cualificada en el proceso de industrialización. Debemos analizar la experiencia de China en este campo y compartirla con los miembros del G20.

Los países en desarrollo como China, India, Brasil, Indonesia y Turquía pueden aprender unos de otros. China no es un país exportador de recursos, y su nivel de industrialización es desigual en las diversas regiones del país. El problema del empleo que exige cualificación media o baja se resuelve mediante el desarrollo del sector servicios y manufacturero. Sin embargo, la situación es distinta en los países dependientes de la exportación de recursos.

Por un desarrollo global equilibrado

Los preparativos de la cumbre por parte de China están centrados en cuatro áreas: innovar en el modelo de crecimiento, mejorar la gobernanza económica y financiera mundial, promover el comercio y la inversión internacionales e impulsar el desarrollo inclusivo y común. Todo lo cual muestra que China está dispuesta a intercambiar y compartir experiencias en el sector de la gobernanza económica con los países miembros del G20, y espera que el G20 pueda liderar el crecimiento económico mundial con un espíritu de cooperación de beneficio mutuo.

China se ha esforzado por promover el crecimiento económico en los momentos más difíciles de la economía mundial. En 2015, el país logró un crecimiento del 6,9 % del PIB. Aunque esta tasa de crecimiento supuso una desaceleración, China comenzó a optimizar su estructura económica. La proporción de la industria terciaria alcanzó el 50,5 %, un 10 % más que la del sector secundario, y la contribución del consumo al crecimiento del PIB aumentó hasta el 66,4 %. La simplificación y descentralización administrativa, y la reducción de impuestos y tarifas, han estimulado aún más el espíritu emprendedor y de innovación de la gente.

China, como país grande y responsable, espera proporcionar nuevas ideas e impulsos para un desarrollo equilibrado de la economía mundial. Su iniciativa de “Una Franja y Una Ruta” ha sido un intento importante al respecto. Para ello ha tomado dos medidas: la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), con el deseo de contribuir a la construcción de la infraestructura de los países a lo largo de la franja y la ruta; y la propuesta de un nuevo modelo de cooperación multilateral y bilateral sobre la base del Fondo de la Ruta de la Seda y otros tipos de capital financiero, con el fin de promover la cooperación internacional en el sector de la capacidad productiva. Todo esto demuestra la determinación del país de participar en la gobernanza global y su sentido de la responsabilidad.

China ha venido aplicando planes quinquenales durante 60 años. En 2016, el país ha comenzado a implementar el XIII Plan Quinquenal, el cual se refiere ampliamente a diversos sectores como la agricultura, la industria, los servicios, la urbanización, los recursos y el medio ambiente, la ciencia y la tecnología y la educación, los servicios públicos, la gestión social, la reforma cultural y económica, y la apertura al exterior. El mecanismo de cuatro niveles del G20, incluyendo la cumbre, la reunión coordinadora, las reuniones ministeriales y de viceministros, y las reuniones de grupos de trabajo y otras relacionadas, constituyen una plataforma de cooperación, y también la base para la implementación del sistema de coordinación económica mundial. En términos prácticos, la experiencia de China en la planificación sirve de referencia para el diseño de este sistema. La cumbre del G20 de 2016 es, probablemente, una importante ocasión para que China comparta su experiencia de desarrollo con otros países, y es de esperar que los éxitos y resultados obtenidos en su proceso de desarrollo puedan contribuir al crecimiento económico mundial.

 

*Ex viceministro de Relaciones Exteriores y ex subdirector de la Oficina de Asuntos de Chinos de Ultramar del Consejo de Estado.

 Fuente: China Hoy

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