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spanish.china.org.cn | 21. 06. 2016 | Editor: Eva Yu [A A A]

China nunca permitirá que el Mar Meridional de China sea santuario de guerras y hegemonismo

Palabras clave: China nunca permitirá que el Mar Meridional de China sea santuario de guerras y hegemonismoChina nunca permitirá que el Mar Meridional de China sea santuario de guerras y hegemonismo

Por Juan Carlos Moreira

China nunca permitirá que el Mar Meridional de China sea santuario de guerras y hegemonismo

El pasado 19 de junio, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China protestó enérgicamente por el hostigamiento en el Mar Meridional de China de embarcaciones de guerra de la Armada de Indonesia contra pescadores chinos. Un tripulante resultó herido. Otro bote pesquero y siete tripulantes fueron detenidos.

Con razón, China ha condenado el uso excesivo de la fuerza por parte de naciones vecinas. No es la primera vez que provocan y agreden.

El asunto del Mar Meridional de China, aunque en los últimos meses ha sido reportado ampliamente por la prensa occidental, sigue siendo un tema que ha sido muy poco esclarecido y el enfoque vinculado al derecho internacional que se le ha venido dado a la disputa, en ocasiones ha ayudado a sostener la falsa imagen con la que Filipina quiere presentarse ante el mundo: el justiciero y minúsculo David que lucha contra la ferocidad expansionista de su gran vecino Goliat.

La Organización Hidrográfica Internacional define el mar de la China Meridional, como una extensión de agua salada dirección SO-NE. Su límite sur es del paralelo 3°S entre la isla de Sumatra y Kalimantan (estrecho de Karimata); su límite norte es el estrecho de Taiwán (entre la punta norte de la isla de Taiwán a la costa de la provincia china de Fujian). El golfo de Tailandia bordea el mar de la China Meridional hacia el oeste. Los estados y territorios que bordean el mar de la China Meridional son (desde el norte en dirección de las agujas del reloj): China,Macao, Hong Kong, Taiwán, Filipinas, Malasia, Brunéi, Indonesia, Singapur, Tailandia, Camboya y Vietnam.

¿Bajo que derechos y consecuentehistorial los vecinos de China puede demandar, acusar y ejercer actos de violencia contra el gigante asiático? ¿Qué soluciones impartidas por terceros pueden avalar los objetivos de intentar usurparle un territorio marítimo que a todas luces a China le pertenece?

La respuesta es sencilla. A pesar de que no están habitadas, muchas de las islas ubicadas en el Mar Meridional de China tienen un alto valor geoestratégico y económico. Además, muchos expertos consideran que la zona almacena una gran cantidad de recursos naturales, especialmente petróleo y gas. Unido a ello, sus aguas acogen un tercio del tráfico mundial marítimo y contienen importantes reservas pesqueras.

Vietnam ha afirmado que tienen documentos que prueban que desde el siglo XVII ellos han gobernado las islas. Y Filipinas invoca su proximidad geográfica como base principal de su intento de recuperación.

Ninguno de estos transnochados argumentos ni agresiones ha mellado ni mellará la legitimidad de China sobre su Mar Meridional. De hecho, el gobierno chino fue el primero en ejercer su autoridad sobre las islas y archipiélagos de la zona, cuyos nombres ya aparecen en los mapas oficiales de la Dinastía Ming (1368-1644).

Los filipinos, que empezaron a ocupar ilegalmente algunas de las islas y los arrecifes chinos en la década de los 70 del siglo XX, presentaron –unilateralmente- el caso al tribunal arbitral de La Haya. Sin dudas, esta solicitud de arbitraje internacional es solo una provocación política bajo pretexto de ley, con el decisivo apoyo tras bambalinas de los Estados Unidos. Al presentar el caso, Manila violó los principios básicos del derecho internacional y minó la integridad y autoridad de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por sus siglas en inglés).

Además, la arrogante manera de actuar del tribunal ha elevado las tensiones entre China y Filipinas, afectado la estabilidad regional , el orden marítimo internacional y ha ido en contra de una solución pacífica bilateral.

Filipinas intenta usar el arbitraje para negar la soberanía territorial de China y busca un veredicto internacional favorable para una posible futura invasión y ocupación ilegal de parte del territorio en disputa.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, China recuperó las islas y archipiélagos del Mar Meridional de China que Japón le había escamoteado durante la guerra. Durante ese período, China también publicó el mapa de sus territorios en el Mar Meridional de China y proclamó su soberanía y derechos en esta zona. Ningún país expresó objeción alguna. En el 2002, China y los países de Asean llegaron a un acuerdo sobre una declaración sobre la conducta de las partes en el Mar Meridional de China.

China ha expresado enérgicamente que no reconocerá ninguna "sentencia" de tribunales internacionales con respecto a su Mar Meridional. El hecho de no aceptar participar ni aceptar los resultados del arbitraje no significa que el gigante asiático ignore a lasorganismos internacionales, como de manera oportunista han promovido sus detractores. La decisión de China pone de relieve un compromiso mayor con la comunidad internacional: el respeto y apego a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Solamente habrá una alternativa de alcanzar un consenso si los países agresores muestran una actitud responsable y trabajan junto a China en limar asperezas y superar las diferencias, siempre a través del respeto y la negociación amistosa.

El tribunal arbitral ha violado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y abusó de su poder al intervenir en un caso para el cual no tiene jurisdicción. Al intentar doblegar a China desde el banquillo de los acusados, Filipinas también abandonó el principio "pacta suntservanda" (que significa "lo pactado obliga").

Ante semejante falta de sentido común, China bien podría ejercer el derecho a la autodefensa -incluso militar si la circunstancia lo requiere- pero su probada cultura de paz le orienta a seguir otras vías como la diplomacia y la promoción de bloques de intereses comunes que desarmarán los egoístas y hegémonicos intentos de inescrupulosos vecinos y sus aliados occidentales.

El diálogo directo, la buena voluntad y la asociación estrategica de beneficio común entre las partes involucradas serán los únicos mecanismos que China alentará y reconocerá para la solución del conflicto del Mar Meridional de China.

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