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spanish.china.org.cn | 14. 03. 2016 | Editor: Elena Yang [A A A]

Un XIII Plan Quinquenal plagado de retos

Palabras clave: Un XIII Plan Quinquenal plagado de retos

Por Jorge Fernández

 

Llegó el momento decisivo para consolidar las condiciones que permitan la revitalización de la sociedad, la reorientación del modelo de crecimiento económico y la reafirmación de los compromisos de un gran país ante del mundo.

 

 

La ratificación y posterior publicación de lo que será el XIII Plan Quinquenal de China será uno de los documentos más revisados en la segunda quincena de marzo. El mundo estudiará una hoja de ruta que apunta, para los próximos cinco años, a una de las mayores transformación del mundo y a la capacidad del gigante asiático de mantener su influencia en cada rincón del planeta.

La meta para 2016-2020 es una economía más grande y mejor, de cara a un entorno de ralentización, gobiernos endeudados, sobrecapacidad de algunas industrias, bolsas oscilantes y una lista de retos a sortear notablemente larga. Un entorno tan estimulante sugiere que tras la ratificación de la Asamblea Popular Nacional, el plan entrará en vigor ipso facto.

Un crecimiento que oscilará entre 6,5 y 7% establece condiciones para la construcción de una sociedad modestamente acomodada, en la que el PIB de China y el ingreso per capita de 2010 se duplicará para 2020. No obstante, los revolucionarios esfuerzos rumbo a la transición de una economía de ingreso medio, propulsada por el consumo interno, aún generan interrogantes.

El consumo ha registrado dígitos de hasta un 60% del PIB de China, un dato alentador en torno a los esfuerzos que la dirigencia de China ha emprendido para equilibrar la economía. Los retos del XIII Plan Quinquenal para mantener o aumentar esta contribución son colosales para el siguiente periodo, especialmente por las marcadas oscilaciones en el mercado de la propiedad y con gobiernos locales cuyos fondos están en el preocupante rango de la insuficiencia.

Esto es, el nuevo plan tendrá que buscar una forma segura de evitar desequilibrios tan marcados, con una contribución del consumo al crecimiento, por un lado, y con una contribución de la inversión al crecimiento, por otro lado. Ambas metas son coherentes con el plan nacional para la reestructuración económica, pero el desempeño de ambos hasta el momento no disfruta de solidez y descansa aún sobre la incertidumbre.

Pero mantener en el carril correcto a la economía es solo una parte de las tareas, con otras más tan apremiantes como la gobernanza, reformas institucionales y ajustes políticos, el desarrollo de la educación como motor de cambio, el estímulo a la urbanización, reajustes a las políticas de natalidad y a los sistemas de registro familiar, mejora de la seguridad social, protección medioambiental e incluso presupuestos militares.

El plan quinquenal para el presente periodo es de fundamental importancia, no solo por la cantidad de retos a sortear a nivel nacional, sino porque el cumplimiento exitoso de sus objetivos, reforzará la credibilidad que China se ha forjado en el exterior, y sobre todo, fortalecerá la capacidad de esta nación para influir en regiones tan distantes como África o América Latina.

Y una vez más, de la misma forma en que China influye en el mundo, el despliegue del nuevo plan quinquenal requerirá de la participación de otros países, toda vez que la parte continental aumentará su demanda de nuevas y más altas tecnologías, así como de talentos extranjeros especializados en asesoría y servicios que en algunas partes del país son escasas o deficientes.

Un gran momento ha llegado para China, uno en el que la materialización de sueños se hará realidad y en el que otros más comenzarán a definirse. Del arranque oportuno y del despliegue uniforme de este plan quinquenal dependerá la revitalización de la nación china y la construcción de una sociedad acomodada cuyo destino es compartido por todos los pueblos del mundo.

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