Las raíces del Carnaval son tan antiguas que se pierden en la memoria de las tradiciones previas al cristianismo en Europa. Esta tradición pasó a la sociedad cristiana en la forma de las Carnestolendas, una semana previa a la cuaresma en la que se daba rienda suelta a todos los excesos antes del recogimiento que ese período religioso suponía. En Carnestolendas, o Carnaval, se hacían todo tipo de cosas que se salían del orden establecido por la sociedad, se contaban historias, se gastaban bromas, se tomaban las calles, la autoridad perdía en cierta medida su poder y, por supuesto, podía uno vestirse de formas extrañas e incluso esperpénticas y ocultar el rostro a los demás, lo que ha llegado a nuestros días convertido en los populares disfraces.

Carnaval fue siempre una fiesta muy celebrada en España, que ya empezó a celebrarse en la Edad Media, pero que tuvo su boom en el Renacimiento, con tradiciones que han quedado bien recogidas en la literatura de la época.

Pero hubo un momento en que esta tradición de tan necesaria expansión y desahogo quedó prohibida, cuando Franco, terminada la Guerra Civil, la prohibió por no considerar adecuada aquella exteriorización de alegrías.

Hoy en día, el Carnaval está muy recuperado, y muestra de ello dan los diferentes y llamativos carnavales que se celebran a los ancho de la geografía española. Aquí algunos de ellos.

Los cucurrumachos (Navalosa, Ávila)

Estos seres astados hacen sonar los pequeños cencerros que llevan a la espalda por las calles de Ávila.