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spanish.china.org.cn | 26. 09. 2015 | Editor: Lety Du [A A A]

COMENTARIO: Región Asia-Pacífico no es ring de lucha entre China y EEUU

Palabras clave: China, EEUU, Asia, Pacífico

Mientras el presidente de China, Xi Jinping, concluye su primera visita de Estado a Estados Unidos, la interacción entre ambos países en la región Asia-Pacífico está entrando en una senda más previsible y tranquilizadora.

Una serie de señales procedentes de la visita de Xi, que ha sido seguida con atención en todo el mundo, indican que los dos gigantes entienden la necesidad y comparten el deseo de mantener la paz y la estabilidad en esa región.

Contra las preocupaciones tangibles, aunque infundadas, en la opinión internacional de que la región se está convirtiendo en un ring en el que China y EEUU se disputan la influencia, el último acuerdo entre ambas naciones de profundizar el diálogo sobre los asuntos de Asia-Pacífico es alentador.

Asia-Pacífico es el principal escenario de la interacción entre China y EEUU. Al tener sobre él a los países desarrollado y en vías de desarrollo más grandes del mundo, asume la mayor parte tanto de sus intereses comúnes como de sus diferencias y fricciones.

Asimismo, esta región es vital para la paz y el desarrollo del mundo. Dispone del 40 por ciento de su población, el 48 por ciento de su comercio y el 57 por ciento de su producción. Es, además, la cuna de muchos milagros de desarrollo y su dinamismo económico da un empuje sostenible al crecimiento global.

Por este motivo, el compromiso entre China y EEUU en la zona es importante. Beneficia a todos si es positivo y perjudica a todos si es negativo.

Como han reconocido el ex primer ministro australiano, Bob Hawke, el primer ministro singapurense, Lee Hsien Loong, y muchos otros políticos, la seguridad y el desarrollo de esta región dependen de la trayectoria de las relaciones entre China y EEUU.

Pese al reciente enfrentamiento por el Mar Meridional de China, los dos países han mantenido unas relaciones generalmente cooperativas y productivas en la región, ambos dentro de marcos como la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y las conversaciones a seis bandas, y en campos como el cambio climático, la antipiratería y el antiterrorismo.

Sin embargo, también son fáciles de encontrar elementos que dificultan la buena interacción bilateral. Algunas acciones de Washington bajo su estrategia de "reequilibrio hacia Asia y el Pacífico" complicaron la estructura geopolítica regional y se mostraron perjudiciales para las relaciones bilaterales y la armonía en la región.

Por ejemplo, la considerable ampliación de la ya formidable presencia militar de EEUU en la región ha alentado a algunos demandantes en las disputas territoriales del Mar Meridional de China a hacer movimientos agresivos contraproducentes, aunque EEUU prometió no tomar partido.

Como fuente de estos obstáculos está la incapacidad de Washington de deshacerce de la desfasada mentalidad de la Guerra Fría.

Como dijo el profesor Zheng Yongnian, director del Instituto de Asia Oriental de la Universidad Nacional de Singapur, "la llamada 'amenaza' que EEUU afronta en Asia (el temor a que China eventualmente lo empuje fuera de la región) es, por lo tanto, más cognitivo que real".

Los obstáculos no son de ninguna manera insuperables. La clave es fortalecer el contacto y la comunicación bilaterales, y consolidar el entendimiento mutuo. Además, ambos países deben estrechar la interconexión de sus intereses y profundizar su interdependencia.

En opinión de Kenneth Lieberthal, investigador de la Institución Brookings, un comité de expertos con sede en Washington, y exdirector para Asia del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, el reequilibrio de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico está diseñado con "buenas intenciones", pero "no considero que haya sido comunicado suficiente y exitosamente".

Para salvar el déficit de confianza, el prestigioso experto en China sugirió que los dos países fortalezcan las relaciones entre sus fuerzas armadas, aceleren las consultas sobre la desnuclerización de la Península de Corea e impulsen las negociaciones sobre un tratado de inversión bilateral.

Además, ambas partes pueden transformar el Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP, siglas en inglés), dirigido por EEUU, de fuente de posible rivalidad a plataforma para una mayor cooperación.

La exclusión de China, el mayor comerciante de mercancías del mundo, de este proceso ha dado lugar a las especulaciones acerca de una eventual lucha por el liderazgo a la hora de establecer las reglas entre las dos mayores economías del mundo.

Como han propuesto muchos estudiosos, entre ellos Roger Cliff, destacado investigador de la Iniciativa de Seguridad en Asia del Consejo Atlántico, otro grupo asesor radicado en Washington, EEUU debe dar la bienvenida a China, si ésta solicita su ingreso, para demostrar su sinceridad cuando asegura que el TPP no tiene intención de excluir al país asiático.

Beijing mantiene una postura consistente y explícita en cuanto a la interacción chino-estadounidense en la región: el vasto océano Pacífico es suficientemente grande para acoger a los dos países, y Beijing invita a Washington a desempeñar un papel constructivo en la región.

Durante la visita de Estado del presidente chino a EEUU, ese mensaje ha cobrado más fuerza. Los dos países deben aprovechar el ímpetu positivo para desarrollar Asia-Pacífico como un salón de baile que beneficie a todos, en vez de dejar que la región retroceda a un destructivo ring de lucha libre.

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