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spanish.china.org.cn | 22. 09. 2015 | Editor: Lety Du [A A A]

Xi Jinping en EE UU: Un encuentro entre iguales para beneficio de todo el mundo

Palabras clave: Xi Jinping, EE.UU.

Por Mauricio Castellanos

 

Los logros que entregue la visita de Estado que por estos días realiza el presidente chino, Xi Jinping, a Estados Unidos no competen sólo a esos dos países, sino que necesariamente tendrán una influencia en el resto del mundo, comoquiera que hoy en día lo que pasa con la República Popular rara vez deja de repercutir en todos los rincones del planeta.

Aparte de los varios acuerdos anunciados por las dos partes en las semanas previas al viaje, y de aquellos que por su trascendencia sólo están siendo hechos públicos mientras el mandatario está en suelo estadounidense, este nuevo encuentro entre los líderes, apenas diez meses después de la visita de Estado de Barack Obama a Beijing, guarda una enorme carga simbólica, al poner una vez más en la misma mesa a las dos primeras economías mundiales, cuyo destino, lejos de desligarse, está cada vez más entrelazado.

De especial significación es que la visita se realice en plena campaña por la presidencia de Estados Unidos. Como ya es costumbre, los aspirantes republicanos a ocupar la Casa Blanca han convertido a China en el chivo expiatorio de todas las visicitudes de su país, y anuncian sin recato cómo planean echar por la borda todos los logros que, no con poco esfuerzo, han alcanzado las dos administraciones.

Pero mientras ellos enardecen a sus más fanáticos compatriotas con su retórica incendiaria, el gobierno de Obama trata de construir con China una relación sensata y pragmática, a pesar de las innegables diferencias que en múltiples aspectos mantienen los dos estados.

Quienes magnifican una y otra vez esas diferencias, malintencionadamente dejan de lado los también numerosos puntos de concordancia que, como pesos pesados, tienen China y Estados Unidos. Sin embargo, hablar sin cesar de las posiciones discordantes en cuanto a asuntos como el Mar Meridional de China o la seguridad cibernética, no borra de un tajo los importantes resultados que el trabajo mancomunado de las dos administraciones ha entregado en temas tan críticos para el mundo como el acuerdo sobre al programa nuclear iraní, el combate al terrorismo, la lucha contra el cambio climático y la cooperación financiera.

En esa ya famosa cumbre informal de hace dos años con Obama en California, Xi manifestó que China está comprometida en construir con Estados Unidos un nuevo modelo de relaciones entre grandes países, marcado por la ausencia de confrontaciones, la cooperación para beneficio recíproco y el respeto mutuo. El mandatario renovó ese compromiso en el viaje que realizó la secretaria de Estado estadounidense, Susan Rice, en agosto para ultimar los detalles de la visita de Xi, a lo que ella respondió que el gobierno Obama quiere profundizar la cooperación y trabajar conjuntamente con China para conducir las diferencias de forma constructiva.

Esta posición permite ver a las claras que el ejecutivo estadounidense acepta cada vez de mejor agrado que China, a pesar de seguir siendo un país del Tercer Mundo, no es ya una nación débil y rezagada a la que le pueda hacer las exigencias más descabelladas, sino que es una potencia regional y mundial a la cual debe respetar y tratar de tú a tú. Ningún país debe regirse por las reglas de otro, y quienes hoy le piden a Obama que en vez de dialogar con China y acordar con ésta la forma más apropiada de abordar los diferentes asuntos que interesan a los dos en particular (y los no pocos con alcance planetario) le dé órdenes a Xi Jinping sobre qué hacer y qué no hacer, no parecen ser las personas más idóneas para conducir los destinos de una nación que, como la estadounidense, es reconocida por su tolerancia, respeto por las diferencias y sentido común.

Una oportunidad de lujo para mostrar a EE UU la verdadera China

 

Como ocurre en muchos otros países, gran parte del público estadounidense tiene una idea distorsionada de lo que es China, por lo que esta visita también se antoja como una oportunidad para que Xi Jinping transmita a las autoridades y al pueblo del país norteamericano una imagen más consecuente con la realidad, la imagen de una nación que está en pleno proceso de reforma, trabajando unida por su desarrollo y dispuesta a hacer su mejor aporte para conseguir y mantener la paz que es requisito indispensable para lograr ese desarrollo. Con seguridad, el discurso que pronunciará el mandatario ante la Asamblea General de la ONU el día 28, con motivo del 70 aniversario de su fundación, contribuirá de forma decisiva a ese propósito. Xi debe renovar su disposición a poner todo de su parte para apoyar a Estados Unidos en la solución de los asuntos internacionales más delicados, y a la vez conseguir por parte de la administración Obama la adopción de una postura más objetiva frente a iniciativas como “la Franja y la Ruta” y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, a las que allí aún miran con recelo.

En momentos en que el mundo sigue sumido en una situación económica preocupante, el cambio climático nos tiene viviendo el que según los científicos es, hasta ahora, el año más cálido de la historia, y la amenaza terrorista está más latente que nunca, el encuentro entre los presidentes de dos de los países de mayor peso es una oportunidad para limar asperezas, conocerse mejor y ajustar los mecanismos de cooperación para orientar los destinos del planeta en la dirección apropiada.

Sin duda, una sola visita no será suficiente para poner fin a todas las discordias entre China y Estados Unidos. Pero este viaje de Xi Jinping a Estados unidos es más que oportuno para oxigenar y dinamizar una relación que es cada día más importante para todo el mundo.

Los pesimistas y los que saben muy poco sobre China siguen tratando de bajarle el perfil a la cumbre. Quienes sí saben, como el diplomático estadounidense que dio las puntadas maestras para el establecimiento de los vínculos entre los dos países hace casi 45 años, Henry Kissinger, piensan diferente: “la atmósfera de las relaciones mejorará significativamente como resultado de la visita de Xi”.

 

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