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spanish.china.org.cn | 08. 09. 2015 | Editor: Eva Yu [A A A]

Por una búsqueda del bien común en la Región Autónoma del Tíbet

Palabras clave: Por una búsqueda del bien común en la Región Autónoma del Tíbet

Por Jorge Fernández

 

El 50 aniversario de la fundación de la Región Autónoma del Tíbet marca el fin de un sistema feudal sin aspiraciones por el bien común y reitera el compromiso de las instituciones del estado para mejorar las condiciones de todas las nacionalidades que habitan en la región.

 

En la historia moderna de China, la riqueza se ha concentrado en las provincias costeras orientales, en donde dinámicas urbes se yerguen como puentes vinculantes con el centro y el occidente, compartiendo su bonanza y cerrando un acuciante problema de disparidad entre el este y el oeste de China.

Pese a la distancia que la separa de la prosperidad oriental, la Región Autónoma del Tíbet, aledaña a los inexpugnables Himalayas, ha atestiguado notables progresos económicos que resultan de la aportación de en un entorno político y cultural de marcadas peculiaridades, y que se orientan al interés común de todas las nacionalidades que habitan la región.

El énfasis en el bien general, no obstante, ha estado presente sólamente en los años posteriores a la fundación de la Nueva China. Durante siglos, un sistema teocrático feudal no sólo pronunció el atraso regional, sino que alentó la existencia de procesos de explotación humana que privaron al Tíbet de toda modernización.

Hoy, a 50 años de la fundación de la Región Autónoma del Tíbet, se conmemora no sólo el fin de un sistema sin aspiraciones por el bien común, sino que se reitera el compromiso asumido por las instituciones del estado para mejorar las condiciones de vida de todas las minorías étnicas de la región, independientemente de la lejanía o de las vicisitudes de la modernidad.

Desde la puesta en marcha de la reforma democrática en 1959 y con el establecimiento de una región étnica autonómica en 1965, el Tíbet se ha vigorizado no sólo de un sistema socialista, ahora con peculiaridades chinas, sino que ha revisado aquellos elementos culturales que otorgan distinción al pueblo tibetano y que lo ponen en el camino de la modernización.

El camino rumbo a la modernización y el bienestar común ha sido ensombrecido, a ratos, por grupos radicales que petrechados por fuerzas externas, buscan la inestabilidad y la disolución en detrimento del pueblo tibetano, ignorando el desarrollo y el éxito que ha alcanzado hasta hoy una de las regiones más inextricables de China.

Las instituciones culturales de la región tibetana coexisten con un sistema político comprometido con su protección y promoción, unidos todos en un maridaje que trabaja por la protección de los intereses comunes, en concordancia con el bien general del pueblo tibetano y de la nación china.

Es un hecho que el encuentro de sistemas políticos y culturales ha insertado a la Región Autónoma del Tíbet en el camino de la tan ansiada y durante siglos postergada modernización. El trabajo sincero y responsable de las partes minará gradualmente sus fricciones, normales en todo maridaje, redundando en la meta compartida de buscar el bienestar común del pueblo tibetano.

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